Llagostera, otro humilde en la historia del Valencia

Repasamos los enfrentamientos coperos de los ches contra los equipos más modestos

Jose Hernández | 30 OCT. 2012 | 09:39

El Valencia Club de Fútbol visita a la UE Llagostera en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, un encuentro que será especial para el equipo gerundense y que recordará a otras visitas coperas del conjunto ché realizadas durante las últimas décadas.

El periodo que abarca desde Enero de 1979 a Diciembre de 1980, está marcado a fuego en la historia del Valencia Club de Fútbol. En ese espacio de tiempo, fueron tres los entrenadores que se sentaron en el banquillo para dirigir al equipo: Marcel Domingo, Alfredo Di Stéfano y Bernardino Pérez Elizarán, más conocido como Pasieguito. Fueron meses fructíferos, ya que el Valencia conquistó tres de los trofeos más importantes de su palmarés; la Copa del Rey, la Recopa de Europa al año siguiente y la Supercopa de Europa, despidiendo de forma brillante un ciclo inolvidable.

Toda aquella historia comenzó en una fría noche del mes de Enero de 1979 en el norte de Catalunya. El Estadi Municipal de Montílivi fue testigo del enfrentamiento que dio comienzo al camino; una aventura que tendría su punto de mayor épica un año después en Bruselas. Los Bonhof, Solsona, Pablo o Castellanos, resolvieron por cero goles a dos un compromiso que llegaba en un momento duro para los ché, ya que el equipo había iniciado una racha de resultados muy negativa en el campeonato de liga, al margen de haber sido ya eliminado de la Copa de la UEFA, superado por el West Bromwich de Bryan Robson y el malogrado Laurie Cunningham.

Aquel viaje a Girona no habría tenido mayor incidencia de no ser porque significó como ya hemos citado, el comienzo de un sueño para el valencianismo. Una carrera que llevaría al club a triunfar por estadios como el Camp Nou, Santiago Bernabeu, Ibrox Park, Heysel o City Ground, y que engalanaría de forma brillante el presente de un club que sin embargo, viviría su época más oscura en los siguientes años.

Analizando viajes especiales del club valencianista en la Copa del Rey, nos encontramos con una amplia lista de lugares inhóspitos a los que tuvo que acudir el equipo para ganarse el derecho (o a veces para perderlo) a estar en las siguientes fases.

El césped artificial que el Valencia se encontrará en el Estadio Municipal de Llagostera, recuerda a una gran polémica sucedida hace once años, en la visita del Valencia Club de Fútbol a la UDA Gramenet. El club ché debía presentarse en el municipio barcelonés de Santa Coloma en la primera ronda de la Copa del Rey 2000-01. Los catalanes disputaban sus encuentros en césped artificial, y la eliminatoria se decidiría a partido único. El Valencia, subcampeón de Europa en ese momento, se negó a jugar allí para evitar el riesgo de lesiones. Su entrenador, Héctor Cúper, se quejó del riesgo que corrían sus jugadores, e incluso el director de relaciones externas del club, Paco Real, viajó en persona a Santa Coloma para presentar informes de médicos y fisioterapeutas desaconsejando la disputa del encuentro en este escenario. Finalmente, el partido se jugó en el estadio del Sant Andreu. El Valencia ganó con un bonito gol de Angulo y aquella polémica quedó zanjada para siempre, guardada en el baúl de los recuerdos coperos.

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Precisamente Angulo, fue uno de los protagonistas de una de las grandes “desfetas” de la historia reciente del Valencia en la Copa del Rey. Guadix, un municipio granadino de poco más de 20.000 habitantes, célebre por ser la tierra natal del medallista olímpico Paquillo Fernández, recibió al club valencianista dos meses después de la eliminatoria ante la Gramenet. Guadix se convirtió en una pesadilla, con un encuentro de locos en el que el Valencia perdía 3-0 al descanso y 4-2 a falta de dos minutos. Milagrosamente, los hombres de Héctor Cúper consiguieron empatar gracias a la inspirada actuación del esloveno Zlatko Zahovic (uno de los pocos recuerdos gratos que dejó en el club el dueño del balón que pudo dar la Champions al Valencia dos meses después). El empate a cuatro dio pie a una agónica prórroga en la que el Valencia no fue capaz de anotar el quinto gol salvador. Los penaltis enviaron fuera al equipo, ya que Miguel Ángel Angulo mandó prácticamente a Sierra Nevada su lanzamiento. Dos meses y medio más tarde, en otro escenario de mayor envergadura, el club valencianista perdería la tanda de penaltis más dura de su historia, aunque aquel encuentro se celebró en la competición con más glamour del mundo del fútbol. Pero en este artículo hablamos de la Copa, la competicición de las gestas, los campos pequeños y las leyendas de matagigantes.

Otra eliminatoria que no se olvida en el anecdotario valencianista, fue la disputada en Enero de 1995 en Corralejo, en la Isla de Fuerteventura. Aquella curiosa experiencia tuvo algún momento de angustia para los valencianos. Carlos Alberto Parreira, el técnico campeón del mundo que dirigía al equipo, había pasado en pocos meses de disputar la final de la Copa del Mundo en el majestuoso Rose Bowl de Los Ángeles, a jugar en el vetusto Vicente Carreño de Corralejo, campo de tierra y arena.

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Los Sempere, Serer, Engonga, Maqueda o Salenko (otro miembro del equipo que tuvo protagonismo en USA 1994), recordarán aquel partido en el que el Valencia llegó incluso a ir perdiendo, para terminar llevándose un valioso empate a dos. Por cierto, que el partido de vuelta no se disputó en Mestalla, sino en el castellonense estadio de Castalia, ya que el campo del Valencia Club de Fútbol quedó clausurado por un botellazo en la cabeza ( artefacto de plástico, eso sí) a Andújar Oliver en un Valencia-Albacete. El club valencianista recibió el pertinente castigo y purgó en el partido de vuelta frente al club canario. Lubo Penev fue la gran estrella del encuentro con sus tres goles, una actuación que despejó completamente las dudas sobre su recuperación absoluta tras la enfermedad que padeció. El Valencia terminaría siendo subcampeón del torneo, en la final del agua que fue dividida en dos actos.

Girona, Corralejo, Guadix, Real Unión, Portuense, Portugalete, Maspalomas, Arnedo o incluso el célebre Mirandés en 1977, son parte de los viajes a esa España futbolística no tan conocida, pero imprescindible en la suma total de este deporte. La magia de la Copa del Rey, la competición de la ilusión y la revelión de los humildes, permite ver en acción estos duelos. El UE Llagostera será el siguiente capítulo en un historial de enfrentamientos donde el Valencia siempre actúa de goliath.