32 años de la Recopa ante el Arsenal

El Valencia ganó en Heysel el título más importante de su historia

Jose Hernández | 14 MAY. 2012 | 10:11

Hoy se cumplen 32 años de la final de Heysel, el día en el que el Valencia se hizo un hueco entre los más poderosos, la noche en la que Alfredo Di Stefano se coronó una vez más desde el banquillo “ché“, la final en la que los de Mestalla volvieron a ganar una competición europea 17 años más tarde.

La Recopa de Europa desapareció del calendario internacional en 1999: una competición que fue perdiendo atractivo a medida que la Liga de Campeones acaparaba mayor protagonismo y las ganancias económicas se disparaban. Para el Valencia, como a tantos equipos que la conquistaron, siempre tendrá un sabor especial. Fue el título que recompensó a la generación dorada del Valencia de finales de los setenta.

Antes de la llegada de Claudio Ranieri, el valencianismo recordaba con nostalgia la última época brillante del club; un Valencia engalanado con los colores de la “senyera” ganando la Copa del Rey ante el Real Madrid, las galopadas de Mario Kempes, líder y corazón de aquel conjunto de enigmáticos futbolistas, eliminatorias ante el Barcelona, Heysel… o una Supercopa sin lustre mediático pero con mucho valor en lo deportivo, ganada frente al mejor entrenador de la época, Brian Clough, que dirigía a uno de los más brillantes conjuntos de la historia de la Copa de Europa, el Nottingham Forest.

El camino a Heysel fue duro. Jugar la Recopa se convirtió en un premio en sí mismo, ya que se trataba de una competición que el Valencia solo había disputado en una ocasión en toda su historia. Se podía pensar en llegar lejos, pero teniendo en cuenta el potencial de los equipos británicos y la participación del actual campeón, el Barcelona, no dejaba de ser una misión de enorme dificultad.

Los de Di Stefano comenzaron a creer en el sueño la noche del siete de Noviembre de 1979. Un estadio lleno, Ibrox Park, con un público enloquecido y un equipo de aguerridos escoceses, el Glasgow Rangers, esperaban al Valencia. El 1-1 del partido de ida concedía a los valencianos el papel de víctima, ya que nunca en su historia europea había podido clasificarse tras obtener un empate en su terreno. Pero sobre el campo solo se pasearon dos estrellas, el omnipresente Mario Kempes y un asturiano nacido en Turón en 1955, Pablo Rodríguez. Bautizado como “la ardilla de Ibrox Park”, el futbolista realizó su mejor actuación vistiendo la camiseta del club. La victoria por 1-3 lanzó a los de Alfredo Di Stéfano a la lucha por el título.

Tras una vibrante eliminatoria de cuartos ante el Fútbol Club Barcelona que se resolvió en el día de San José, el Nantes de Jean Vincent esperaba a los “ché” en semifinales. Los franceses practicaban un fútbol atractivo, aunque habían recibido algunas críticas debido a la languidez que mostraban en ocasiones sus defensas. El Valencia obtuvo un buen resultado en el Marcel-Saupin; el 2-1 final dejaba intactas las opciones de clasificación.

En la vuelta, Alfredo Di Stefano se encargó de motivar a la grada y a sus jugadores con frases como: “Hay que atacar desde el túnel de salida” o “¡viveza, picardía e inteligencia, eso es lo que necesitamos”.

Sus futbolistas entendieron el mensaje a la perfección y demostraron sobre el campo ser un equipo mucho más completo y equilibrado que su rival galo. El resultado de 4-0 clasificó al Valencia para la final de Bruselas, en una noche brillante del alemán Rainer Bonhof, que marcó el gol que abría el camino de la remontada y firmó una de sus mejores actuaciones como valencianista.

En la final, las sensaciones fueron buenas desde el primer momento. Bruselas comenzó a llenarse de aficionados españoles desde 48 horas antes del choque. Los futbolistas, aislados y ajenos a la ferviente expectación generada por el encuentro, esperaban la hora del partido. El Arsenal era un equipo duro, pero no tan fiera como algunos lo pintaban, como se pudo comprobar en el partido Arsenal-West Ham, final de la FA Cup disputada pocos días antes que la de la Recopa, y en la que los Gunners perdieron. Este encuentro fue grabado en vídeo por los espías del club, y los futbolistas del Valencia lo visionaron en su hotel de concentración antes de jugar la final.

Mientras los “hoolligans” del Arsenal recorrían la ciudad y empeoraban su comportamiento con la misma intensidad que superaban su grado de intoxicación etílica, los valencianos invadieron pacíficamente Bruselas. Los habitantes del lugar inclinaron claramente sus simpatías con el Valencia; los de Di Stefano habían puesto de su lado la primera piedra de la final.

Ya con el balón en juego, se pudo presenciar un partido muy aburrido en el que los marcajes fueron la nota predominante. Se jugó muy poco al fútbol, ya que los dos equipos se temían en exceso. David O´Leary realizó un excelente seguimiento en la marca a Mario Alberto Kempes, el argentino no tuvo su día e incluso falló el primer penalti de la tanda. Por su parte, el Valencia también estuvo correcto en labores de contención; frenó el ataque de hombres peligrosos del Arsenal como Stappleton y Sunderland.

En la tanda de penaltis, Pereira se convirtió en adalid del valencianismo. El Arsenal lamentó una nueva derrota, ya que el Valencia terminaba de ganar la Copa de Europa de campeones de Copa.
La euforia se desató en el campo y en toda la ciudad; los Kempes, Saura, Carrete, Botubot, Arias, Solsona… y tantos brillantes futbolistas de aquella generación, disfrutaban en el campo del título conseguido.

Valencia CF, campeón Recopa 1980

Ya en el hotel y con los ánimos más serenos, Alfredo Di Stefano alargó su tertulia hasta horas intempestivas, y definió a sus jugadores con su particular e inclasificable estilo:
“Pablo es un fenómeno, le he dicho que si se lo propone puede ser mejor que Gento”, “Tendillo me recordaba con su forma de jugar a Heriberto Herrera, con su sencillez y su seguridad”.

En las celebraciones toda la comunidad valenciana se volcó. El equipo llegó por carretera tras aterrizar en Barcelona, en unos festejos que recordaron a los vividos nueve años antes, con la consecución de la liga de 1971. El autobús tuvo que parar en varias poblaciones antes de llegar a la ciudad.

Sobre el balcón, el alemán Rainer Bonhof recibió el calor de la afición y terminó con lágrimas, ya que era un secreto a voces que en breve abandonaría el club para volver a su país.

Fue el momento culminante de aquella generación. La Recopa de Heysel sigue siendo a día de hoy, el título europeo de mayor importancia conquistado por el Valencia en toda su historia. En su momento se convirtió en el tercer equipo español que lo conseguía y le concedió la oportunidad de llevar a sus vitrinas la Supercopa de Europa, siendo el único club español que ganó el trofeo hasta 1993.