Más pintadas valencianistas en Orriols
Protesta por el precio de las localidades
Continúa el derbi y la polémica. Las taquillas del Ciutat han amanecido esta mañana con una enorme pintada que el Levante quiere borrar antes del partido de esta noche. Presuntamente, la hicieron anoche de madrugada un grupo de radicales del Valencia como señal de protesta por el precio de las entradas en la grada visitante para la vuelta de los cuartos de final que se disputa hoy: “Sapos, ladrones, 15 euros un estadio; 30 euros una charca”. La ‘obra’ está firmada por “Ultras Valencia”.
No es la primera vez que el recinto de Orriols es víctima de un acto vandálico con la rivalidad con el otro club de la ciudad como telón de fondo. Hace unos meses los operarios granotas también borraron otra pintada de tintes fascistas. En aquella ocasión, eso sí, no fue reivindicada por nadie. Incluso la ‘Curva Nord’, el grupo de animación de Mestalla, se desentendió de ella pese a aparecer su nombre. Sus responsables la lamentaron internamente por la repercusión negativa para ellos.
La decisión del Levante de cobrar el doble por las localidades en la grada visitante no ha sentado bien entre los aficionados del Valencia. De hecho, un amplio sector tiene decidido no pasar por caja y dejará de acudir a la cita, que es precisamente lo que se perseguía. El club granota decidió su política de precios tras conocer el resultado de la ida, 4-1. Su decisión fue que al igual que había hecho el Valencia sus propios abonados entrarían gratis, pero para los visitantes en lugar de 15 euros el coste se ha duplicado.
Lo cierto es que en el tema de las entradas las relaciones entre ambos clubes distan de ser idílicas. En los últimos compromisos ya se han producido ririrrafes por el número de localidades que se ponían a disposición del rival y no en vano resulta curioso que aunque por otros motivos y a diferencia de lo ocurrido hace siete días hoy no haya prevista comida oficial. La última visita liguera del Valencia a Orriols se tradujo en el malestar de los aficionados granotas por lo que consideraron una invasión che ante la que su directiva se quedó de brazos cruzados. Esta vez, desde luego, ha sido al contrario.