No sé muy bien qué esperaban algunos de las palabras de Ron Gourlay sobre la situación del Valencia. O qué tipo de sorpresa les ha generado todo lo que dijo el escocés. Es muy posible que todo parta de una serie de expectativas engordadas de un modo un poco absurdo a sabiendas que luego vendrán los palos por no haberlas cumplido.
La cagada más gorda de la historia del Valencia es no haber dejado que Juan Roig comprara el club junto a su hermano Fernando hace ahora más de 20 años. Lo llevo diciendo dos décadas y lo repetiré hasta que me muera, porque dudo mucho que volvamos a meter la pata de una manera tan lamentable, y mira que aquí hacemos esfuerzos por superarnos en este tipo de cosas cada vez. "El club de los Roig", decían algunos, pero claro, aquello ahora se pierde en la memoria de las redes y la inmediatez.
Cuando en Valencia hablamos de fútbol, y sólo de fútbol, es que las cosas empiezan a ir de un modo positivo. O al menos no negativo, que llega un punto en el que nos conformamos con una serie de mínimos básicos tal y como está el patio. Si la pelota entra, de un modo más o menos razonable, como lo que de verdad nos gusta es el fútbol, ya empezamos a ver las cosas de otro modo, y a priorizar unos temas sobre otros.
Los problemas y carencias del Valencia de Carlos Corberán los estamos repitiendo hasta la saciedad estos días, y los que quedan, porque encima jugamos el lunes de la semana que viene, con lo que el drama se alargará un poco más, seguramente haya equipos que nos pasen del viernes a domingo, y lo de Vitoria tome unos tintes dramáticos que no son reales, pero que se darán de todos modos.
El portero titular del Valencia, ¿debe ser Agirrezabala o Dimitrievski? No tengo claro si hay un debate en este tema abierto o sólo está latente, porque es obvio que en la portería de este equipo hay nivel, que ninguna debería, en teoría, tener el cartel de indiscutible, y que eso siempre es sano para la competencia. No vamos a volver a repetir lo que pasó hace un año y la elección del vasco por parte de Corberán, está más que sabido, sino que vamos a hablar del ahora.
Cuando todo en el Valencia es un drama, el problema no es Peter Lim, sino otro mucho peor que, encima, depende de nosotros y no queremos verlo. Porque aquí da igual lo que haga o lo que pase, siempre hay un lado oscuro, negro, negativo. Hemos visto rasgarnos las vestiduras con la nueva tienda oficial del club, que encima muchos no habrán ido ni a la vieja, e incluso se insultó a los que fueron al acto de inauguración hace unos días.
En el mercado de compra de clubes de fútbol profesionales, ¿hay alguien que quiera el Valencia? Que lo quiera de verdad, es decir, que esté dispuesto a hacer una oferta que sea seria respecto a lo que pide el máximo accionista, que nos guste más o menos, es el que marca el precio de la empresa.
Decir que la plantilla del Valencia es una mierda resulta algo falso, facilón, absurdo y propio de un momento de crispación gigante, que es lo que no está tocando vivir en este momento. Si hace 8 jornadas podíamos pensar en Europa, aunque fuera en voz baja, ahora mismo no podemos decir que el objetivo es no bajar, porque no es así.
No sé muy bien qué esperaban algunos de las palabras de Ron Gourlay sobre la situación del Valencia. O qué tipo de sorpresa les ha generado todo lo que dijo el escocés. Es muy posible que todo parta de una serie de expectativas engordadas de un modo un poco absurdo a sabiendas que luego vendrán los palos por no haberlas cumplido.
Los problemas y carencias del Valencia de Carlos Corberán los estamos repitiendo hasta la saciedad estos días, y los que quedan, porque encima jugamos el lunes de la semana que viene, con lo que el drama se alargará un poco más, seguramente haya equipos que nos pasen del viernes a domingo, y lo de Vitoria tome unos tintes dramáticos que no son reales, pero que se darán de todos modos.
La cagada más gorda de la historia del Valencia es no haber dejado que Juan Roig comprara el club junto a su hermano Fernando hace ahora más de 20 años. Lo llevo diciendo dos décadas y lo repetiré hasta que me muera, porque dudo mucho que volvamos a meter la pata de una manera tan lamentable, y mira que aquí hacemos esfuerzos por superarnos en este tipo de cosas cada vez. "El club de los Roig", decían algunos, pero claro, aquello ahora se pierde en la memoria de las redes y la inmediatez.
El portero titular del Valencia, ¿debe ser Agirrezabala o Dimitrievski? No tengo claro si hay un debate en este tema abierto o sólo está latente, porque es obvio que en la portería de este equipo hay nivel, que ninguna debería, en teoría, tener el cartel de indiscutible, y que eso siempre es sano para la competencia. No vamos a volver a repetir lo que pasó hace un año y la elección del vasco por parte de Corberán, está más que sabido, sino que vamos a hablar del ahora.
Cuando en Valencia hablamos de fútbol, y sólo de fútbol, es que las cosas empiezan a ir de un modo positivo. O al menos no negativo, que llega un punto en el que nos conformamos con una serie de mínimos básicos tal y como está el patio. Si la pelota entra, de un modo más o menos razonable, como lo que de verdad nos gusta es el fútbol, ya empezamos a ver las cosas de otro modo, y a priorizar unos temas sobre otros.
Cuando todo en el Valencia es un drama, el problema no es Peter Lim, sino otro mucho peor que, encima, depende de nosotros y no queremos verlo. Porque aquí da igual lo que haga o lo que pase, siempre hay un lado oscuro, negro, negativo. Hemos visto rasgarnos las vestiduras con la nueva tienda oficial del club, que encima muchos no habrán ido ni a la vieja, e incluso se insultó a los que fueron al acto de inauguración hace unos días.
En el mercado de compra de clubes de fútbol profesionales, ¿hay alguien que quiera el Valencia? Que lo quiera de verdad, es decir, que esté dispuesto a hacer una oferta que sea seria respecto a lo que pide el máximo accionista, que nos guste más o menos, es el que marca el precio de la empresa.
Decir que la plantilla del Valencia es una mierda resulta algo falso, facilón, absurdo y propio de un momento de crispación gigante, que es lo que no está tocando vivir en este momento. Si hace 8 jornadas podíamos pensar en Europa, aunque fuera en voz baja, ahora mismo no podemos decir que el objetivo es no bajar, porque no es así.