Repito la pregunta: ¿qué es ser una leyenda del Valencia?
Al final, ser algo tan grande responde a muchas cosas, no sólo a decir lo que en ese momento pueda gustar por el contexto

Si tú eres del Valencia y el equipo marca un gol Madrid, el salto que das de la silla llega al techo. Y eso bien que lo sabemos todos después de haberlo experimentado este fin de semana, y con el 1-2, llegando incluso a una nueva dimensión. Cuando te corre por las venas la sangre negar y blanca, ya sea de nacimiento o de adopción, eso es algo natural, instintivo, que no hay ni que forzar, porque sale solo, como cualquier gesto cotidiano.
Lo de ser leyenda del Valencia es una cosa de la que se habla mucho, que no todos los que reciben el privilegio merecen, y que se ha puesto demasiado barato según qué casos. Puedes haber sido un gran jugador, por supuesto, y eso te convierte en un grande sobre el verde, pero la palabra leyenda abarca mucho más que eso, pero mucho más. Y ahí es cuando se les empiezan a ver las costuras a muchos, o al menos a algunos.
No pondré el ejemplo negativo de nadie, pero sí el positivo de gente como Quique o Fernando, por no citar tampoco a amigos míos. Cuando les oyes hablar del Valencia es una cosa que va por encima de muchas circunstancias. Y estoy seguro, totalmente seguro, de que si vieron el 1-2 de Hugo Duro lo celebraron. Pero además de manera efusiva, y sin que nadie les viera. La mujer del César, además de serlo, tiene que parecerlo. Pero cuando te tienes que mirar al espejo para decirte que era valencianista, la cosa no empieza nada bien, claro.