Los vaciados de estadios como método de protesta en España
Se miraba a Pucela a ver si en el campo no había nadie, y ni estando como están, fue algo que se pudiera hacer

El vaciado de la afición del Valladolid, del que se hablaba tanto en Valencia, al final, fue lo que fue. No voy a calificarlo no de fracaso ni de nada, porque para poder opinar de cómo son las cosas en un sitio hay que tener mucha más información y no dictar sentencias a tantos kilómetros de distancia.
Pero al final, los datos dicen que al comienzo del partido había como media entrada en Zorilla, y fuera del campo unas 3.000 personas. Esto ha pasado de puntillas en el entorno del Valencia, entre todos aquellos que decían estar intrigados por ver cómo funcionaba ese vaciado en Pucela, los que sin duda estaban esperando que fuera un enorme éxito para poder echar en cara a la gente de aquí que no hiciera lo mismo.
Vivimos un fútbol muy cabrón, no sé si moderno o antiguo, si bueno o malo, que muy bueno no parece, pero es obvio que no lo estamos entendiendo, y que ponemos soluciones del pasado a situaciones del presente, y claro, eso no funciona del mismo modo.
Y como estamos comprobando, no hay diferencia entre lo que pasa aquí o en Valladolid, porque se parece en muchos sentidos, y la forma de luchar para cambiar las cosas tampoco difiere, porque en ambos casos requiere una venta que no llega.
Tengo claro que no vamos a aprender nada de esto, no interesa, pero no por ello las cosas son como son, por poco o nada que nos gusten, y hay que saber cómo actuar para no seguir dándonos contra una pared de realidad que tenemos delante desde hace ya muchos años.