La gente responde, ahora le toca al Valencia no volver a defraudar
La campaña de abonos funciona pese al caótico momento deportivo que vive el club, la afición seguirá siendo el gran activo y ahora es el momento de dar un paso al frente por parte de la propiedad

Durante años el valencianismo se ha acostumbrado a caminar entre la desilusión y la resignación. Las gradas llenas, sí, pero el alma vacía. Abonados fieles que renovaban casi por inercia, más por lealtad que por ilusión. Sin embargo, este verano algo parece haber cambiado. No hay fichajes que agiten portadas ni grandes campañas de marketing. Pero por primera vez en mucho tiempo, hay señales y Mestalla las está captando; señales encarnadas en la figura de Corberán y en los esfuerzos que se están haciendo para que la base del equipo se mantenga
La nueva campaña de abonos no ha venido con promesas vacías pero sí con ligeras subidas de precio. El club ha optado por una estrategia discreta: premiar la fidelidad y abrir pequeños cupos para nuevas altas. Gesto a gesto, el mensaje es claro: no se trata solo de cobrar, se trata de volver a conectar. De abrir la puerta, aunque sea un poco, a los que se alejaron y lógicamente ya no confían en la propiedad. Lo sorprendente no es que se mantenga la base habitual. Lo llamativo es que haya demanda real por entrar a pesar del lamentable momento deportivo que vive la entidad. Sin grandes fichajes ni titulares ruidosos, y en un club tan golpeado como el Valencia significa mucho. Significa que los pequeños cambios —la llegada de Corberán, una dirección más profesional, menos filtraciones, más trabajo— están haciendo efecto.
Se trata de recuperar pertenencia pero sobre todo de devolver al club al lugar que le corresponde, hay mucho trabajo por hacer. Y cuando un abonado percibe que, aunque sea poco a poco, las cosas se hacen con cabeza, responde. Porque el valencianista es exigente, sí, pero también generoso. Solo necesita sentir que no le toman el pelo (y esto ha sido una constante en la última década). Este curso aún no ha comenzado, pero en las oficinas ya se huele algo distinto. No es euforia, es una esperanza tímida que se abre paso. Una que solo necesita algo de coherencia. Por eso, si la campaña de abonos vuelve a ser un éxito será mucho más que una cifra: será una señal de que Mestalla nunca va a fallar. Ahora la responsabilidad está en el terreno de juego y en los despachos.