Ser del Valencia en tiempos malditos
Tenemos lo que tenemos, pero somos del equipo que somos, y esto no es algo que se pueda negociar con la conciencia

Después del partido del Betis en 2023 me dije que me iba a alejar del Valencia, de su día a día, de ver los partidos, de estar pendiente del club. Me mentí a mí mismo, porque ni fui capaz de cumplirlo ni 24 horas, por muchas cosas. Son tiempos duros, muy duros, no los más duros, al menos de momento, pero las cosas están como están. Recuerdo muy bien, pero muy bien, aquella temporada 85/86.
Es que tengo nítidos en la memoria recuerdos como el partido que cerraba la primera vuelta en Cádiz, y que empatamos, dejándonos en la mitad de tabla. Los partidos de Mestalla de la segunda vuelta, que eran un drama, ya que muchas veces marcábamos primero pero no ganábamos casi nunca, un partido ganado en Sevilla en plena Semana Santa con dos goles de Wilmar Cabrera….
Y Barcelona un sábado, y el Cádiz, en casa, el domingo siguiente. Tiempos malditos, los más duros, porque aquellos sí lo fueron. Las cosas no estaban como ahora, sino mucho peor en muchos aspectos, pero vivir aquello, cuando tienes casi 12 años, marca. Yo estaba con mis padres en Sarriá la primera vez que nos cantaron en un campo “a Segunda”, y no se me va a olvidar nunca.
Jamás vi dudar a mi padre, nunca, renovando los pases de forma inmediata, yendo d ver partidos contra filiales, contra el Figueres, el Sestao… Ser del Valencia en tiempos duros, muy duros. Los de ahora también lo son, pero estamos en la jornada 11, queda mucho, hay que apretar el culo y los dientes, y seguir siendo del Valencia. Para que no haya un viejo periodista de 50 tacos que, 40 años más tarde, vuelva a escribir sobre estas miserias.