Acosar a empleados del Valencia por la calla me da vergüenza

Si la “salvación” del Valencia pasa por acosar e increpar a empleados del club, que Dios nos pille confesados. Primero porque hay que ver cómo están algunas cabezas, que dicho sea de paso son las mismas que insultan a todo lo que se mueve si no se les da la razón. Y segundo, que si nos quejamos de la imaginen que damos al mundo por culpa de la gestión de Peter Lim, estos números de circo resultan absolutamente lamentables.

Se pierde cualquier sentido del decoro, de la educación, de la hombría incluso, porque se actúa de forma cobarde, grabando y sabiendo que los protagonistas no se girarán, porque eso es precisamente lo que se busca, que les hagan caso y se conviertan en mártires de no sé muy bien qué. Sé que esto que estoy escribiendo me va a generar insultos de todo tipo, y que se lanzarán sobre mí, otra vez, las hordas de allegados que tienen estas personas.

Pero es que me da igual, porque al final, si no eres libre de exponer lo que piensas sin faltar al respeto a nadie, tienes la peor condena posible encima de tu cabeza. No, esto no es el Valencia, y seguro que Layhoon Chan o Javier Solís, a los que les ha tocado esta vez, hacen cosas mal, seguro, pero hay límites que no se pueden sobrepasar de ninguna de las maneras. Esa gente tiene familia, tiene amigos, son empleados que cobran por hacer un trabajo.

Hemos empleado demasiado alegremente las palabras colaboracionistas, blanqueadores y muchos otras más. Y al final, un día pasará algo, y entonces, nadie tendrá la culpa. Me avergüenzo que gente que es del mismo equipo que yo tenga estas conductas. Y como todos, yo también quiero que Peter Lim se vaya más pronto que tarde, pero eso no me legitima a tener barra libre.