Cargar al valencianismo con una responsabilidad que no le toca

Cada uno debe tener claro qué debe y qué no debe hacer, y cargar con pesos que no corresponden es algo que no se puede permitir

Toni Hernández | 23 JUL. 2023 | 00:01
Valencia CF

Y ahora el valencianismo es el que debe poner el dinero para comprar el Valencia. Hemos vuelto al pasado, a ideas que tienen 40 años, a momentos en los que el club navegaba en la más absoluta oscuridad, incluso peor que la que podamos tener hoy, aunque eso nos parezca poco menos que mentira. No hemos querido admitir nunca que somos una SAD, que maldita la hora en la que nos obligaron a convertirnos en ello, y no como a los que se saltaron la norma a la torera… y siguen haciéndolo.

Pero que no asumamos la realidad no significa que no la tengamos delante, y en el momento en el que todos, aunque luego preguntes y nadie te diga que sí, vendimos miles de acciones por unas miserables vacaciones, le dimos nuestra alma al diablo. De máximos accionistas a máximos accionistas, de unas manos a otras, sin que en el Valencia cayeron un euro más allá, qué cosas, de las ampliaciones de capital que ha llevado a cabo Meriton desde que llegó.

Tiene narices, pero es la puñetera verdad. Y ahora, en medio de todo esto, resulta que el valencianismo debe sacarse el pase, debe comprar el club, y salvarlo de seguir en las manos de Peter Lim. De verdad que no entiendo nada, y sobre todo, que se le siga dando coba a este tipo de cuestiones, que todos sabemos perfectamente que no va a ninguna parte, y que el aficionado de a pie jamás llegará a poner una milésima parte de lo que hace falta para comprar, y que no va a venir ningún mirlo blanco a poner el dinero para que manden otros.

Es que resulta de un absurdo que ataca a la inteligencia que podamos tener. Me parece una barbaridad terrible que se hagan estas cosas, que además se sabe que está condenado a que no salga bien, y que encima haya cabreos y desilusiones, con todo lo que ello conlleva. No entiendo nada, pero nada, e insisto que todo no puede valer para que el relato siga teniendo un mínimo sentido.