Rubén Baraja, serenidad entre las dudas del Valencia CF

Han pasado casi 80 días desde que Rubén Baraja asumió el reto de dirigir al Valencia, tiempo suficiente para hacer algunas valoraciones que van más allá del resultado del partido de ayer.

El mensaje

El suyo ha sido un mensaje de cautela y calma desde el principio. Baraja se ha significado por no hablar del largo plazo, apoyar a la plantilla y prometer trabajo. En ocasiones se le puede pedir más contundencia y no tantas citas a la grandeza, la historia y lo que significa el club. Se echan en falta explicaciones futbolísticas aunque a su favor hay que decir que en cierta manera calmó los ánimos de la afición y logró que el apoyo al equipo fuera unánime tras mucho tiempo.

Lo futbolístico

No hay mimbres para exigir demasiado pero tenemos que ser francos: el Valencia tiene muchas dificultades. El equipo es previsible e incapaz de reaccionar cuando va por debajo en el marcador (exceptuando la remontada al Valladolid). Demasiados centros a la nada, desconexiones y rotaciones que a veces no se entendieron. Este Valencia no ha demostrado ser mejor que sus rivales por la permanencia.

El futuro

Lo primero es asegurar la permanencia aunque el futuro de Baraja es muy incierto. Tendría poco sentido mantener al Pipo si no se logra el objetivo mínimo, el debate surgirá si se logran los puntos suficientes. Demasiadas dudas pero más allá de la figura del entrenador lo más preocupante es la ausencia de proyecto deportivo.