Carta a los aficionados que aún no han vivido un título del Valencia en edad madura
Si es vuestra final, vivid cada momento para recordarlo, para ir formando un legado, que ganando o perdiendo, será el que transmitáis

Vivir la primera final como aficionado del Valencia. Algo que muchos hemos tenido la oportunidad de hacer, de disfrutar incluso perdiendo. Porque a mi generación le costó Dios y ayuda, y hasta tuvimos que volver a un segundo partido, y encima para volvernos sin el título. Aquel día de junio de 1995, 50.000 valencianistas, la gran mayoría por primera vez, viajaban para ver a su equipo en uno de esos partidos que sólo veías por la tele y ganaban otros. Recuerdo la madrugada saliendo en el autobús, la comida en el córner del Bernabéu, la entrada al campo, mandar callar a la gente del Deportivo, una pedrada en la cabeza que supuso el inicio de la granizada, y el gol que más he gritado en mi vida, el empate del señor que marcó el 1-1. Si, ese señor.
De eso se trata. Vivir con ellos una experiencia valencianista. Llorar en la victoria como en el 99,o en la derrota como en el 95. Pero que tengan claro que no somos del Valencia para ganar títulos. Eso es demasiado fácil...
— Miguel Miró (@MiguelMiro1) 10 de mayo de 2019
Cada detalle, cada momento, casi abrazo que te das con quien no conoces, cada mirada cómplice con todo aquel que lleva la camiseta de tu equipo. Esas tracas que reventarán Sevilla, seguro. Eso debe quedar en la retina y en la memoria, no en los móviles, porque esos no hablan y no le podrán contar a vuestros hijos y vuestros nietos cómo fue vuestra primera final. Vivid ese momento, saboreadlo con toda la intensidad que podáis, porque el primer es único, es distinto, y es donde está la esencia. Luego vendrá ganar, pero eso ya no depende de nosotros, sino de ellos, y eso se puede explicar de otro modo. Cómo vivir una final, no.