El patrimonio deportivo del Valencia
El trabajo hecho por todos es excepcional, y vale mucho dinero, pero el legado para la próxima década, si sabe administrar, mucho más

El patrimonio deportivo que tiene ahora mismo el Valencia de Peter Lim es absolutamente incalculable. Podemos darle un precio aplicando las cláusulas de rescisión de los jugadores o yendo a la web de transfermarkt para ver qué valores les dan, pero es que ahora mismo no estamos hablando de dinero, o no al menos de forma estricta. Hace dos años, a finales de la temporada 16/17, este equipo (no hablamos del club, que eso es otra cosa), era una especie e de cementerio de elefantes, con algunos jugadores que cobraban fortunas y le faltaban al respeto a la afición, y otros que tenían un estatus de estrella que jamás se vio correspondido con rendimiento. Y otros estaban como dormidos, como olvidados en un cajón, porque los casos de Parejo o Rodrigo son dignos de un análisis calmado y pausado, porque si no se podría llegar a entender.
Ahora tienes futbolistas internaciones en casi todos los puestos, absolutos o sub21, gente con hambre, ambición, futuro y presente. Y ya no hablamos solo de los que van a venir a partir del 1 de julio y que se han cerrado en los últimos meses, sino de jugadores que están ahora mismo y que componen una plantilla que tiene un carácter como hace mucho tiempo que no veía, amén de una calidad que le hizo estar en Champions League el año pasado y en este aún pueden lograr cosas espectaculares. El patrimonio deportivo que ahora mismo tiene el Valencia, en definitiva, es incalculable, y si algunas decisiones se tiene la suerte de que salgan bien, puede ser aún mejor.