Una década después de la llegada de Meriton Holdings al Valencia CF, el club vuelve a situarse en una encrucijada que ya resulta familiar: la de intentar dar un paso hacia adelante sin tener claro si hay suelo firme. La llegada de Ron Gourlay como CEO, el acuerdo financiero con Goldman Sachs para mantener el flujo operativo y los primeros gestos de profesionalización parecen apuntar a una voluntad de reconstrucción. Pero el valencianismo ya no se deja llevar por impulsos, la experiencia ha enseñado a desconfiar.