El Valencia y la fiabilidad en portería

Cuando Julen Agirrezabala aterrizó en Valencia el pasado verano, lo hizo con la ambición de dar un paso adelante en su carrera. En el Athletic había mostrado condiciones, pero las puertas de la titularidad estaban cerradas por Unai Simón. En Mestalla encontró la oportunidad de ser protagonista, y aunque se ha hecho con el puesto de portero titular, su rendimiento todavía no ha alcanzado el nivel que se esperaba.

La realidad es que Agirrezabala transmite una sensación de irregularidad. Ha alternado partidos notables (como ante el Athletic, donde mostró reflejos y valentía) con otros en los que los errores o la falta de contundencia han costado goles evitables. Más allá de las estadísticas, lo que preocupa es la inseguridad que proyecta sobre la defensa: dudas en las salidas, falta de comunicación y una gestualidad que no siempre transmite calma.

La comparación con Giorgi Mamardashvili es inevitable. El georgiano fue durante temporadas uno de los grandes salvavidas del equipo. Su capacidad para sostener partidos igualados y sumar puntos desde la portería daba al Valencia una estabilidad que ahora se echa de menos. Sin ese ancla defensiva, los errores se magnifican y el equipo ha perdido parte de su solidez.

El deseo de Agirrezabala es consolidarse y demostrar que puede ser el portero del Valencia a largo plazo. Tiene margen y condiciones para crecer si logra recuperar confianza y corregir los detalles que hoy le penalizan.