Contemos algunas verdades reales sobre la venta del Valencia

Se dicen muchas cosas pero con una base, digamos, poco sólida, y eso no ayuda a nadie en momentos como este

Toni Hernández | 16 ABR. 2025 | 00:01
Valencia CF

Septiembre de 2024, Madrid, reunión entre Layhoon Chan, presidenta del Valencia, y una persona muy importante de unos de los fondos de inversión más grandes del mundo, especializados en temas deportivos. Comida tranquila, amable, de respeto, y en la que queda claro el mensaje que manda Meriton al mercado: el club no está en venta, pero es posible que lo esté a lo largo del año 2025, cuando se ponga en marcha el estadio y se consolide el préstamo de Goldman Sachs.

Hay que irse a septiembre, no en este momento, porque ninguna de las dos cosas estaba clara, al menos de puertas para fuera. Lo del crédito fue en noviembre y las obras en enero, con lo que estaba bastante claro que en Meriton sabían lo que iba a pasar, porque siempre lo han sabido, y estas dos cosas, aunque haya a quien le duela, son además buenas para el Valencia.

En esa comida se habla también del precio por el que saldrá el club a la venta, cuando salga, que es algo para lo que no hay fecha: unos 450 millones de euros, en función de cómo quede la deuda neta en base a la venta de activos después de tener el campo. La hoja de ruta, esa hoja de ruta, se ha seguido a la perfección, sin salirse del camino en ningún momento, cumpliendo cada ítem de forma escrupulosa, y eso me hace pensar, que a partir de aquí sí es opinión, que el resto del plan se va a ejecutar de la misma manera, porque no hay nada que nos lleve a pensar lo contrario en ningún caso.

Y claro, esta es una pequeña web en la que se escriben cosas y no un gran medio convencional en el que se anuncian cosas, pero el matiz importante es que nosotros podemos dar fe de esa reunión en Madrid, de una forma clara y contundente. Y por cierto, algún que otro periodista importante de esta ciudad está al tanto de ese movimiento desde casi el mismo momento en el que ocurrió. Porque aquí no se trata de acertar, que eso es la lotería, sino de contar de la forma más fehaciente posible las cosas que pasan, gusten o no gusten.