La planificación deportiva del Valencia, y sus problemas
Nunca hay que tener miedo a vender, sino tener muy claros los repuestos, a ser posible cerrados antes, y seguir creciendo

El Valencia ha de tomar decisiones estas próximas semanas, y algunos son muy delicadas. Porque hemos de ser valientes primero, y sensatos después. Y hay que tener un plan, por encima de todo, hay que tener un plan.
Me voy, como siempre, a la frase de Javier Subirats: “no hay que tener miedo de vender, y menos por buenas ofertas, sino que se trata de tener cerrado el sustituto del jugador que va a salir”. La fórmula no puede ser más simple, pero es la que se usó de forma constante a principios de siglo en esta santa casa, y que tan buenos resultados nos dio.
Es cierto que se ha idealizado todo, que dentro de aquellas historias había mucha letra pequeña, pero no cabe duda de que la esencia fue esa, más allá de otros detalles que también se dieron. El problema no es vender a Mamardashvili, porque no lo es. Igual que para la Juventus no fue problema el vender en su día a Zidane. Mandaron al francés al Madrid y compraron ese mismo verano a Buffon, Thuram y Nedved, y en 2003 se quedaron a un penalti de ganar la Champion, además de dominar Italia.
Ese es el extremo positivo de una visión como la que estamos hablando. Si lo “traducimos” a la realidad del Valencia, reforzarse para ser mejores que este año, con una gran venta sin poner nombre, es muy sencillo… siempre y cuando al dueño le dé la real gana autorizar que la plusvalía se puede invertir, algo que de momento parece que tiene respuesta negativa.
Y es por eso que las decisiones son delicadas, mucho, lo mismo que el hecho de que Baraja ande rezando para que no le toquen mucho las piezas, porque no está nada claro que haya recambios para las que se marchen. Seguimos con el corazón en un puño, y la sensación es que todavía nos queda bastante para estar así.