¿Una nueva velocidad para la venta del Valencia?

Sabemos cómo vender el Valencia, no lo ponemos en práctica, nos enfadamos, y además, queremos tener prisa en el proceso. Es evidente, y así lo recuerdo siempre que se da el caso, que este tema es recurrente, que en momento de tensión social se hace demagogia de la delicada para intentar "apretar", y luego es algo que baja como el suflé, con lo que el que, al final, el que paga y sufre es el aficionado, que piensa que pueden cambiar las cosas... pero no lo hacen.

Lo duro es tener claro lo que debe pasar para poder sacar a Lim de aquí y no hacerlo con la excusa de que "si se hace tampoco es seguro que Lim vaya a vender", pero sin querer darnos cuenta que, sino lo hacemos, no sólo no venderá, sino que el club será el máximo perjudicado, ya que la parálisis que provoca esta situación hace que no podamos avanzar, que sigamos anclados en el lejano 2006, que parece un mal sueño que no pasó nunca... pero lo hizo.

Si el equipo acumula alguna jornada más sin ganas, el tema se rescatará, como siempre, pero cuando todo baje, se volverá a olvidar. O peor, no tendremos nunca presentes las condiciones reales que se necesitan para poder llevar a cabo esa venta, el dinero que hace falta, y sobre todo, las condiciones que han de darse para que eso pueda ocurrir. Una especie de historia interminable, pero que tiene unos componentes dramáticos que no tienen sentido