La falta absoluta de respeto en el entorno del Valencia

El entorno tóxico que tiene el Valencia es algo que vamos a pagar muy caro en el futuro a corto y medio plazo. La vergüenza que se sembró en 2014, de la que ahora algunos se lavan las manos y piensan que con pedir perdón ya está (eso sólo vale para unos pocos, que otros da igual lo que digan), se va a quedar en mantillas al lado de lo que se está gestando en la actualidad. 

La fractura ya está hecha y no tiene vuelta, por mucho que se quiera decir lo contrario, porque las palabras indican una cosa, y los hechos otra muy distinta. Se ha dado voz a ciertos perfiles que viven del insulto y el menosprecio, que han normalizado el que se pueda poner a parir a cualquiera que no piense como ellos, y eso es una semilla que va a crecer, y cuando lo haga, no va a significar nada bueno para nadie.

Pero es que no hay ninguna intención de pararlo, más bien al contrario, parece que se le quiere dar tracción, más fuerza todavía. Y que eso pasara en el entorno, entre los aficionados, y que se circunscribiera a las redes sociales, algo muy de hoy en día, podría ser hasta “lógico”, que tampoco, pero es que la propia opinión pública, ciertos sectores, es la que también está fomentando que exista este ambiente.

¿Temas guardados del proceso de venta de 2014? Posiblemente, porque aquello fue una vergüenza y una barbaridad, y es obvio que no hemos aprendido nada de todo aquello. ¿Inquina por cuestiones personales? Pues igual también, y se podría llegar a entender, pero entonces ya no estamos hablando del Valencia, sino de otros temas, y ahí el sesgo debería ser muy claro con respecto a los límites. En cualquier caso, todo es muy negro, muy oscuro, muy desagradable, y la sensación es que no va a menos, sino más bien todo lo contrario.