Confiar o no confiar en Uros Racic, otro asunto pendiente en el Valencia

El serbio es un pedazo de jugador, pero su cabeza debe dar el visto de bueno definitivo a que eso sea así... y Bordalás, claro

Toni Hernández | 28 ABR. 2022 | 00:05
Uros Racic

¿El Valencia puede confirmar en Uros Racic de cara al futuro? El serbio lo tiene todo para ser un pepino de jugador, eso es así, pero mientas que su cabeza no diga de forma clara que quiere serlo y no sólo aspirar a ello, no tenemos nada que hacer. Con Bordalás ha tenido una relación, al menos deportiva, un tanto especial. Quizá no sea el corte de jugador que más le cuadre al técnico alicantino, pero no podemos negar que, con un sistema de 3 por dentro, algo que se ha usado mucho este año, el ex del Estrella Roja encaja a la perfección.

En la final de Copa, cuando el partido estaba como estaba, entró al campo y lo cierto es que le dio al equipo lo que necesitaba, e incluso a quien suscribe le generó la sensación de que debería haber entrado antes. Jugó a un gran nivel momentos de máxima responsabilidad, cuando el encuentro se podía romper y había que evitarlo a toda costa. Bordalás le dio paso pensando en el añadido, y en esto también acertó el entrenador. Luego incluso asumió la responsabilidad de lanzar un penalti, lo que habla también de su carácter y de su compromiso con el grupo. Pero más allá de todo esto, la pregunta es si podemos contar con él para la campaña 22/23 o no. Racic, Moriba, Guillamón, Soler y dos refuerzos más que son los que pide el técnico, que ya sé que me he venido arriba, serían el contexto perfecto para poder armar un buen centro del campo, que pudiera disputar una de las plazas europeas, que es por lo que se supone que saldremos a jugar sí o sí.

No creo que nadie venga este verano con 40 millones de euros por él como dijo su agente hace más de un año (si eso pasa está claro que será vendido), porque lo que si tampoco llevamos idea de sacar un gran pellizco, y de verdad puede desarrollar todo el potencial que sabemos que tiene, tampoco sería una locura apostar por él. En manos de Bordalás y del club está, y sobre todo, en su cabeza.