Que Valencia y el Nuevo Mestalla sean sede del Mundial nos viene mal. O al menos a un parte del entorno le viene mal, porque no hay más que protestas, quejas, lamentos, rasgadura de vestiduras… Todo el lote completo de este tipo de cuestiones cuando hasta hace bien poco, pero bien poco, se exigía por encima de cualquier cosa que el campo se terminara y que la ciudad fuera sede.