Ser lógico en el Valencia, ejercicio de alto riesgo

La lógica y el Valencia no son términos que se lleven especialmente bien, sobre todo en los últimos tiempos. Y aquí no tengo claro desde cuándo contar “últimos tiempos”, que ya voy a cumplir 50 y no recuerdo que sensatez y el “todo Valencia” fueran mucho tiempo cogidos de la mano. Pero el problema grave es cuando alguien lo intenta, cuando de verdad se propone hacer algo de un modo distinto, entonces se lleva palos de todos los colores, formas y tamaños.

Ya no es que sea justo o injusto, otro término de “amplio espectro”, es que ese tipo de reacciones hace que mucha gente se piense las cosas antes de abrir la boca y aportar, porque puede suponer que te caiga encima una horda de gente que no va a aceptar que nadie se salga de los dogmas que se pretenden implantar.

El día del entrenamiento a puerta abierta, a Baraja se le ocurrió decir que íbamos a luchar y trabajar por hacer de nuevo un “Valencia campeón”, y le dieron. Pero es como ese hay muchos ejemplos, en gente con más foco y con menos, porque al final, el entorno es el que es, y está como está. Si los que pueden aportar, por su conocimiento, su experiencia o su valencianismo, no quieren, o no se atreven, porque luego llueve plomo, estamos en una situación mucho más compleja de lo que podamos pensar, y Lim simplemente es uno más de nuestros males, no el mal en sí mismo, que ya es triste.

Regodearse en que todo va mal y no dejar que haya quien quiera darle otro punto de vista a las cosas me parece peligroso, mucho, y lo debemos impedir de la forma que sea, porque pone en peligro la libertad del valencianismo, y su pluralidad, que es una de las bases de la existencia de este club, que va camino de cumplir 105 años de historia.