Mestalla no fue nunca racista, pero el mundo no está libre de imbéciles

Mestalla jamás ha sido racista, pero es que hay mucho imbécil suelto. No quiero ser menos deslenguado, no me da la gana, y si alguno se molesta, pues ajo y agua. Durante semanas tuvimos que sufrir ataques de todo tipo desde medio mundo a cuenta de un niñato maleducado llamado Vinicius, que luego se ha demostrado que es lo que es, prefiero no decirlo, y que estoy deseando que vuelva a Mestalla para que le digamos, de forma mucho más clara, lo que pensamos de él.

Pensar que la afición del Valencia era racista, o afirmarlo de forma rotunda, incluso cerrando la grada joven durante 4 partidos, es una de esas vergüenzas que algún día nos tendrán que explicar, porque es obvio que fuimos un instrumento para otra guerra que nada tenía que ver ni con nosotros ni con el fútbol. Cuando Lemar se marcha del campo gravemente lesionado, y es obvio que así, la grada, esa misma que estuvo castigada, se ponía en pie a aplaudirle.

Porque una cosa es el juego, y otra muy distinta este tipo de desgracias, y ahí, como siempre, Mestalla fue un estadio señor. Y por cierto, Lemar tiene el mismo color de piel que el tal Vinicius, lo que ocurre es que no es tan tonto, sí, lo que se le llamó en su día y que intuyo que se volverá a decir cuando venga... si es que lo hace, que no lo tengo claro. Nos insultaron sin piedad, y ahora, por supuesto, nadie se ha dignado a pedir perdón por nada, faltaría más.