La política de cantera del Valencia y la bocas cerradas

Si todo va bien, silencio, si todo va mal o hay posibilidad d algo de jaleo, todos la lanzar la caña para pescar

Toni Hernández | 28 MAR. 2022 | 00:01
Vázquez y Mosquera

El Valencia y su política de cantera, con Peter Lim o con quien sea, es algo absolutamente demagógico que siempre es usado de forma interesada y en función de cómo simple el viento. En definitiva, una absoluta vergüenza porque al final se usa a chavales jóvenes, bien para encumbrarlos a lugares que no les corresponden al menos por el momento (con lo que eso conlleva en un estadio posterior), bien para forzar al club a tomar decisiones que son erróneas, tanto de renovaciones como de salidas, bien para encabronar a un entorno que si del primer tiene equipo tiene una opinión sesgada, de ahí para abajo es casi inexistente.

Es decir, lo que le llega al entorno es lo que sacamos los medios, y eso siempre tiene un gran peligro, porque se mezclan muchas cosas, y no todas son especialmente buenas. Además, nos encontramos luego con esa losa que se ha puesto sobre su propia cabeza la propiedad, el famoso Meriton Youth Policy, que también se ha convertido en un elemento de uso, en función de cómo sopla el viento, para todos, que aquí no hay buenos y malos aunque haya quien se empeñe en esa separación. Aquí hay mucho trabajo hecho, y además bueno, porque los futbolistas no salen de debajo de las piedras o por generación espontánea.

Ni con los que hay ahora ni con los que había antes, es algo que todo el mundo tendría que tener claro. Igual que lo tiene servidor, que sabe que los cañones están listos con Gayà y Soler, y que si siguen será por el chachachá, y si se marchan porque este club no cuida a su gente. Porque poner en valor al Valencia es algo que se lleva poco, muy poco, y así es imposible. Este curso son más los jugadores asentados en el primer equipo, es más fuerte el futuro, y no por Meriton, sino por el trabajo de profesionales que cada día hacen posible que eso sea así. Pero da lo mismo, lo sé, porque aquí cuenta más la guerra que cualquier otra cosa.