El final de Peter Lim en el Valencia

Es una situación que no tiene vuelta atrás, el tiempo es obvio que se ha termnado, pero ahora nos falta saber cómo resolverlo

Toni Hernández | 08 FEB. 2021 | 07:00
Lim go Home

El final de Peter Lim en el Valencia, el de Meriton, es algo de lo que no paramos de hablar desde hace meses. Los mismos que hace que el máximo accionista tomó un rumbo que no ha explicado, pero del que si dejamos que sólo hablen los hechos, tiene toda la pinta de ser un desinversión dentro de un plan de contención de gasto que podría entrar dentro de cierta lógica. Tengo muy claro que esta forma de proceder, en el mundo estricto de la empresa, no tendría muchos peros de nadie, pero estamos hablando de un empresa cuya actividad principal es el fútbol, y esa es la que se ha descuidado, o al menos debilitado, de una forma poco menos que suicida.

La sanción de la FIFA al Benfica, por “culpa” de Meriton, que se haya salido en un artículo de The New York Times (contra el máximo accionista) o que se haya admitido a trámite una querella en el juzgado de lo mercantil (donde se admiten todas si no hay fallos de forma o legales), son extras a la situación, aunque en ningún caso, al menos hasta que se demuestre lo contrario, desencadenantes de ningún epílogo. Lim y Meriton no tienen vuelta atrás desde el punto de vista social. Es poco menos que una situación irreversible, como decíamos la semana pasada, que no cambiaría ni ganando la Champions League. Hay un pirómano como presidente (muy callado últimamente) y maniobras en la oscuridad que nadie conoce.

Podemos intuir, jugar a adivinar qué puede pasar, incluso fantasear con darnos un paso por la mente de Lim, pero no hay nadie que sepa qué va a pasar de aquí al 30 de junio. El 15 de mayo se quiere poner como fecha tope, y me temo que no será, porque si se fuerza una situación (que sólo depende de la Generalitat, y no del Ayuntamiento, y ésta parece dispuesta a prorrogar la ATE o negociar una nueva). El fin de Peter Lim es obvio, no le veo una vuelta de ninguna de las maneras. Pero el cómo, y sobre todo, el cuándo, es lo que no se atisba.