El Levante vence y convence ante el San Roque (0-2)

Barral se estrenó como goleador con la camiseta granota

Redactor Jefe | 21 JUL. 2013 | 20:51

Después de dos semanas de intenso trabajo, principalmente en el apartado físico, los jugadores tenían ganas de expresarse sobre el campo y de reeditar los diferentes rituales que acompañan a la disciplina del balompié cuando dos rivales se posicionan sobre el campo oponiendo una resistencia mutua en el ciclo de los noventa minutos.

En ese sentido, había una cierta expectación ante el estreno azulgrana en tierras andaluzas frente al San Roque de Lepe, un adversario, que milita en el ecosistema de la Tercera División, del que le separa un auténtico océano. Y con el duelo inaugural en el coqueto Estadio Ciudad de Lepe llegaron las primeras celebraciones y los festejos que sancionan el gol. Barral y Héctor Rodas estrenaron el expediente anotador del Levante del ejercicio 2013-2014.

El atacante y el central fueron los primeros en golpear la meta contraria y en salpimentar su currículum personalizado con el reflejo del gol. El bolo veraniego que abrió la secuencia de encuentros de preparación comenzó y finalizó con el esférico alojado en el fondo de las mallas del arquero local. Caparrós seguía la confrontación instalado en las cercanías del banquillo granota, siempre atento a los movimientos de sus jugadores, cuando el balón cayó hacia el costado zurdo del ataque azulgrana. Por allí apareció Barral. El atacante, que partió como principal referente en la punta del ataque, decidió dar dos pasos hacia la izquierda para acomodar el cuero a su pierna.

Barral surgió de la nada de forma amenazante. En una milésima de segundo imprimió velocidad a la acción para dejar atrás a los zagueros y sorprender con un potente disparo que se coló por el palo corto que trataba de defender Josemi. La fábrica del gol fue tan personal como intransferible. El gol no volvió a aparecer hasta la noche cerrada de la confrontación en una acción de estrategia entre Sérgio y Héctor Rodas. No obstante, el prólogo del gol surgió en la segunda fase de la confrontación, cuando el paisaje azulgrana había variado de raíz tras las permutas establecidas por Joaquín Caparrós, aunque faltó la materialización definitiva. Fue el segundo que separa a la incertidumbre de la certeza.

Roger se enfrentó en dos ocasiones al arquero andaluz. A quemarropa, su disparo rozó el larguero tras una combinación letal con Ángel. Minutos después los protagonistas volvieron a asociarse con una conclusión semejante. Y el atacante canario, en la recta definitiva, cabeceó con intención buscando el palo largo del arco lepero, tras un servicio medido de Nikos, si bien el cuero se perdió a escasos centímetros. El gol regresó en el último suspiro cuando el desenlace parecía ya inapelable. La estrategia, trabajada durante la sesión matinal, funcionó. Sérgio proyectó desde el córner y Hector Rodas se incorporó desde atrás para finiquitar el duelo.