El Valencia pierde contra el Atlético y se queda sin final

Mestalla se quedó sin la ansiada remontada

Francisco Ortí | 26 ABR. 2012 | 22:54

Escudo del ValenciaVALENCIA 0-1 ATLÉTICO DE MADRIDEscudo del Atlético de Madrid

Mestalla se engalanó para vivir una noche histórica. El césped estaba más verde de lo normal, los futbolistas parecían mejores y hasta la megafonía parecía sonar perfectamente. Todo estaba preparado para sellar el billete a Bucarest. Todo menos el gol. El Valencia fue muy superior al Atlético de Madrid, pero le falló la definición y los primeros noventa minutos de la eliminatoria fueron un lastre demasiado para un conjunto valencianista que se queda a un paso de la gloria. El Atlético de Madrid será quien dispute la final de la Europa League. Y todo gracias, únicamente, al encuentro de ida.

Sobre el césped de Mestalla sólo hubo un equipo. La superioridad del Valencia fue insultante. Si pareció abrumador el dominio del Barcelona sobre el Chelsea, el de los ché sobre el Atlético de Madrid fue todavía mayor. Los rojiblancos adoptaron una postura defensiva, viviendo del recuerdo de ese maldito 4-2 del encuentro de ida, y no necesitaron más. Se encerraron en su área, construyeron un muro sin fisuras y se plantaron en su área dispuestos a aguantar las acometidas valencianistas. Un muro que el Valencia intentó derribar de todas las maneras imaginables, pero le resultó imposible. Unas veces Courtois y otras la mala puntería impidieron que el marcador se moviera. Impotencia futbolística.

El Valencia se acostumbró a vivir en las inmediaciones del área rival. Parejo y un motivadísimo Canales se convirtieron en el cerebro y el alma del equipo. De sus botas nacerían los ataques valencianistas. Soldado batallaba con toda la defensa del Atlético, mientras que un hiperactivo Jordi Alba corría toda la banda izquierda sin descanso. La máquina valencianista funcionaba perfectamente y atropellaba a su rival, pero le faltó sutileza. Con un ataque más ansioso que pausado, construido desde la sobredosis de adrenalina, el Valencia tuvo que problemas para abrir una defensa que había decidido cerrar los ojos y esperar a que pasara el temporal que la zarandeaba.

La primera parte se hizo demasiado larga para el Valencia, a quien le empezó a pasar factura el esfuerzo realizado durante los primeros 40 minutos, pero aprovechó el descanso para recuperar fuerzas. Parecía que el segundo tiempo seguiría el mismo guión que la primera y así fue durante los primeros minutos de la reanudación. Sin embargo, los acontecimiento cambiaron sin previo aviso y el Valencia encajó dos goles anímicos de los que no logró recuperarse. Primero perdió a Canales por una lesión que se antoja grave. Y a la imagen del cántabro abandonando Mestalla en camilla y ocultando su rostro le sucedió el gol de Adrián.

Ese minuto 60 en el que el Atlético de Madrid se adelantó en el marcador de manera completamente injusta fue en el que murieron las esperanzas de un Valencia que lo había dado todo hasta ese momento. Los valencianistas quedaron heridos de muerte y Mestalla enmudeció. De repente, el ambiente de fiesta se transformó en un funeral que velaba el adiós de un proyecto de cuatro años que se marchaba sin título alguno. La despedida del Valencia de la Europa League es también la de la etapa de Unai Emery en el banquillo. Con el único estímulo de afianzar la tercera plaza, hay que comenzar a mirar al futuro. El presente ya terminó.