Que el Valencia y la afición sepan administrar el miedo y al ansiedad

El Valencia debe desterrar la palabra miedo de su vocabulario. El equipo y el entorno, y también la opinión pública, porque aquí jugamos todos con la misma camiseta, que no se confunda nadie. Y si eso no lo tenemos claro, si no lo llevamos a cabo a rajatabla y sin pestañear, ya estamos dejándonos opciones por el camino. Pero si vivimos con el drama por montera, si ya estamos pensando en el entierro cuando no tenemos muerto todavía, si ya está preparada la ropa de luto cuando no hay caso, entonces ya no tenemos nada que hacer.

No se trata de ir por la vida como si no pasara nada, que tan inconsciente es una cosa como la otra, pero el histerismo, que estamos llegando a eso y con razón, es algo que nos resta, y mucho, porque le da siempre más ventaja al rival, sea el que sea y tenga el objetivo final que tenga esta campaña. Hay que ir y estar convencidos, pero al máximo, y seguros de nosotros, de que el trabajo hecho va a valer la pena, que lo vamos a aplicar como nuestro entrenador espera, que vamos a animar más de 90 minutos como si nos fuera la vida en ello.

Que el rival no es lo más importante, porque lo que nos toca es hacer volar a los nuestros, nada más. A todos nos duele el estómago, estamos pasando días que no los queremos para nadie, huimos del fútbol, no somos felices hablando de lo que más felices nos hace, que es el Valencia, pero esto hay que afrontarlo como toca, de cara y a por todas, porque de otro modo estamos liquidados en la bañera, y eso no lo podemos consentir.