La figura de Jaume Ortí en el Valencia

Jaume Ortí es una figura esencial en la historia del Valencia, y va mucho más allá de que fuera el presidente del Doblete o sus icónicas imágenes con aquella peluca naranja que sacó en Zaragoza, o con el famoso "palmito" que exhibió cuando ganamos las Ligas de 2002 y 2004, recuperándolo de la de 1971. Jaume era muchas cosas, casi todas buenas, y su perfil, ahora mismo, sería un regalo para el club por todo lo que aportaba sin hacer ruido, con amabilidad, con carisma, sin las estridencias que muchas veces sin impostadas. 

Hace muchos años que dije de Jaume que era el hombre perfecto para ser otra vez la cabeza visible del Valencia, su máximo representante, el fro que de alguna manera nos guiara a todos. Aquella ocasión se perdió para siempre, y sin duda fue una injusticia amén de una pena, porque habría sido alguien esencial para poder cambiar el proceso de las cosas. Porque además, hoy, no tenemos a nadie ni siquiera parecido en nuestro entorno.

Jaume sufrió, vaya que si lo hizo. La mayor vergüenza que he pasado en mi vida en Mestalla fue cuando no se le dejó hablar en una presentación del equipo, en un acto de falta de respeto imperdonable. Pero él siempre puso buena cara, y al Valencia por encima de todo. Veo a sus hijos mayores, Jaumet y Noema, y me siento feliz. Recordamos muchas aventuras vividas en los buenos tiempos, y el cariño que le tendrá todo el mundo siempre. Y hasta pudimos bromear: alguien le dijo a Layhoon en el palco que no se preocupara por los pitos, que a Jaume, ganando, le dijeron lo mismo o más.