Rubén Baraja, ese entrenador que no estaba listo para el Valencia

"Necesitamos un entrenador que sepa qué es el Valencia, lo respete, tenga claro quién es la propiedad, el entorno, los medios, la prensa y el marrón que tenemos encima conociendo la plantilla. Sin miedo y con mucha hambre. Que quiera y valore ser grande aquí. RUBÉN BARAJA VEGAS". Las palabras son mías, y las escribí el 8 de febrero del año pasado, hace 14 meses, cuando sonó, por primera vez, el nombre del Pipo para sentarse en el banquillo de Mestalla.

Me dijeron de todo, para variar, y a él también. Desde que no estaba preparado a que con Meriton no, pasando porque no había triunfado en ninguna parte, cosa que no era cierta, dicho sea de paso. Ante todo lo que caía, mi reflexión fue sencilla: "Rubén, en el Valencia, si se diera, tendría otra dimensión completamente distinta, aquí daría su prime, de largo". Creo que es una de las veces de mi vida en las que más feliz me ha hecho no equivocarme.

Han sido 14 meses duros, en los que todo no ha sido un camino de rosas, y ahora que estamos viendo luz al final del túnel, se están convirtiendo en algo muy extraño. Pero ahí está el Pipo, haciendo historia en el Valencia, como siempre, luchando contra viento y marea, y haciendo un poco más grande este club, que para él es el máximo orgullo posible, como valencianista que es.  No puedo estar más orgulloso, y lo voy a estar mucho más aún.