El Valencia, el legado y el futuro

El Valencia de nuestros padres, y de nuestros hijos. Son las 16h05, venimos de pasar toda la mañana en la calle, y sólo la lluvia nos ha mandado a descansar un rato antes de ir a la fan zone y después entrar al estadio. Tengo casi 48 años, he tenido la inmensa fortuna de haber vivido muchas finales, muchos títulos, cosas que jamás había soñado cuando tenía 20 años. Pero hoy me he dado cuenta que lo importante no es eso, sino el legado, que de verdad haya un relevo, que una nueva generación de valencianistas hayan sentido y vivido lo mismo que nosotros.

Hacía muchos años que no venía a una final, porque en 2019 la tuve que ver desde la habitación de un hospital. No sé cuánta gente amiga he visto, he saludado, y casi todos iban con sus hijos, con el futuro. Mucha gente menor de 25 años, que llevan una o dos finales, y que serán del Valencia por encima de todo, pase lo que pase, mande quien mande. Llevo todo el día con el estómago encogido, no he dormido, estoy nervioso, no tengo hambre, y sólo quiero que mi hija no se pierda un solo detalle de todo lo que pasa a su alrededor, que es mucho, y es todo nuevo. Vivirlo con mi mujer, con mi hija, y con grandes amigos como Quique, Chelo, Paula, Teresa, Juan, Sara, Guillermo, Vicente, Carlos, Ana, Isabel y Marta, queda guardado para siempre.

Es una extraña sensación, es como si el partido, como el resultado final, no fuera lo más importante. Porque creo que de alguna manera no lo es. Ella, mi hija, nuestros hijos, sí lo son. "Papá, no canto más que me tengo que guardar la voz para los goles". El legado, ese es el objetivo de verdad, lo que realmente vale todo. Su abuelo se sentiría orgulloso de ella. Le estoy escuchando, y eso que nunca la conoció: "id con tiempo, no cojáis el coche, disfrutad mucho, y que gane el Valencia". Papá, el testigo está pasado, ella ya lo siente por sí sola. Ahora vamos a intentar ganar esa Copa por todos los que estamos, y por los que no estáis pero nos hicisteis el regalo de ser de este equipo.