No hay nada que dé más vergüenza y asco que un valencianista revendiendo una entrada a otro

No lo he entendido nunca, y conforme me hago mayor, creo que la cosa va a mucho peor, porque lo detesto con más fuerza

Toni Hernández | 31 MAR. 2022 | 00:03
La Cartuja

Desde 1995, he podido vivir 4 finales de Copa del rey, 2 de Champions, 1 de UEFA, 1 de Súper Copa de Europa y 4 de España. No hay nada que me haya dado tanta vergüenza y asco como un valencianista revendiendo una entrada a otro para ganarle cuatro duros. Esos no son del Valencia. En este asunto he pensado siempre lo mismo, y no soy dudoso en absoluto. Hace más de 20 años, en la final de Milán, llegué a discutir con gente que vendía su entrada por 10 veces su valor, y no había tenido ninguna intención de ir a San Siro. No soporto especular con los sentimientos, y menos entre gente que siente el mismo equipo.

Es que no me entra en la cabeza, aunque igual soy yo, que debe ser imbécil, porque en todos estos años han pasado un sinfín de entradas para todas esas finales, y jamás en mi vida se me ha ocurrido sacarle un duro a algo como eso. Es más, creo que no hay una mejor sensación que cuando alguien que quiere ir de verdad y no ha tenido la suerte de contar con una entrada, la acaba teniendo en su poder. Eso me ha llegado hasta hacer llorar alguna vez, y no lo cambio por cuatro chavos que jamás me hubieran sacado de pobre. A quien le toca una entrada no tiene ninguna obligación de comprarla, puede hacerlo o no, y si va mal de dinero, puede ceder su derecho a otro aficionado valencianista. ¿Pero la compra, en teoría sin poder hacerlo, y la revende luego por 5 ó 6 veces su valor en taquilla?

No hay un argumento que me vaya a convencer sobre eso, que me haga cambiar mi forma de ver una situación que me parece increíble, que mi cabeza no puede aceptar de ninguna de las maneras. Si yo no pudiera ir a Sevilla, como me pasó en 2019, mis entradas las tendría gente que de verdad quisiera estar, y por supuesto, por el dinero que me vayan a costar a mí. El valencianismo, al menos para quien suscribe, es también eso, y no puedo entender que haya una persona de mi mismo equipo que sea capaz de hacerle esto a otro. Igual soy más iluso que un campo de amapolas, pero mucho me temo que esta manera de ver la vida es para siempre.