El Regalo de Reyes más esperado por el Valencia

El regalo perfecto de la Noche de Reyes Magos para el Valencia. Unas horas para soñar, para volver a ser un crío, para tener de nuevo un grado de inocencia que te permita no tener miedo y pensar en voz alta. Supongo que acabaré escribiendo en parte sobre mí mismo, pero también en clave valencianista, porque al fin y al cabo llevamos juntos, el sentimiento y yo, casi 45 años, y como entiendo yo este deporte, y este negocio, viene en gran parte de lo que he vivido en él. En una noche como esta, si pensamos en pequeño y en el aquí y ahora, pediremos un delantero para el equipo, o dos, que estaría muy bien, y hasta un extremo derecho que pueda ir a pierna cambiada. Todo muy correcto, muy previsible, muy… normal.

No, el regalo perfecto para el Valencia no es ese. El regalo perfecto es poder transmitir el legado de este sentimiento a nuestros hijos, el poder inculcarles de forma sincera y pura qué es ser del Valencia, cómo es ser del Valencia, qué se siente al ser del Valencia. Por encima de guerras, de victorias, de derrotas, de bandos, de jugadores favoritos o malditos, de entrenadores mejores o peores, de presidentes o de dueños. Poder ser de nuevo un niño y que el estómago se encoja cuando tu padre coge los pases para ir al campo, que siente que el corazón se le sale por la boca cuando sube las escaleras del vomitorio que da al sector 8, que disfruta con el olor a hierba recién cortada, y hasta ese aroma de puro encendido y humeante. Que quiera inculcarle eso a mi hija de un modo natural, si ellas quiera, me hace pensar así. Que quiera reconciliarme con el fútbol, también.