El Valencia sólo podía ganar en Málaga: y ganó

Si quieres estar en Champions League el año que viene, estos partidos se tiene que ganar de la forma que sea, incluso jugando para cambiar de canal

Toni Hernández | 17 FEB. 2018 | 22:37

El Valencia tenía que ganar en Málaga, como fuera, porque el Sevilla había conseguido la victoria en Las Palmas de Gran Canaria (con regalo arbitral, que en todas partes cuecen habas), y el Villarreal puede hacer lo propio en Cornellà - El Prat ante el Espanyol de Quique Sánchez Flores. Y el equipo salió bien, mandando, pisado campo rival, llegando, aunque fuera sin demasiadas ocasiones claras de peligro, pero en definitiva, mandando en el partido. Y de repente, como si fuera mantequilla que pones al lado del fuego caliente, se fue deshaciendo, diluyendo, y volvió a encajar un gol, a balón parado, por décimo segundo partido consecutivo. La vuelta de Murillo es buena, pero no milagrosa. Todo extraño, raro, con una atmósfera que no se terminaba de entender, porque los de Marcelino no han jugado así de mal ni cuando se estaba en el momento bajo del curso.

La segunda parte empezaba con la misma tónica, y un gol anulado al Málaga (de forma rigurosa pero acertada), parecía que debía ser el tocar fondo del equipo. Antes del minuto 60 saltaban al campo Rodrigo Moreno y Simone Zaza, la artillería del Valencia en la primera vuelta, y se marchaban Vietto (mucho que analizar con él) y Santi Mina (al que no se le puede pedir más). Guedes aparecía en el partido, pero él sólo, y eso tampoco vale. Un córner, un balón parado, permitía el gol de Coquelin, y con diez minutos por delante para buscar la victoria. Una jugada a toda pastilla de Guedes, con pase de locura, provocaba el penalti y la expulsión del jugador del Málaga. Parejo hacía el 1-2. Locura en 5 minutos. El objetivo, aunque conseguido de aquella manera, no era otro que ese.