Unai Emery, bueno para el Valencia

Ha sido uno de los productos más rentables de los últimos años

Xus Garrido | 05 ABR. 2012 | 10:54

El ciclo de Unai Emery se ha acabado en el Valencia. Se lo dice, probablemente, el único valencianista que cree que su ciclo ha sido positivo. No sería bueno para el club que continuara y su marcha debe ser un hecho el 30 de junio. Así se pensaba en verano de 2011, pero también que no había mejor solución que su renovación.

Ya no. El caldo de cultivo es insostenible y en Valencia no se aguanta ni un segundo más a su entrenador, uno de los más longevos en su cargo con cuatro años consecutivos (tras Di Stefano y Quincoces). Un mundo y toda una vida, si se trata del Valencia, mucho más si lo comparamos con el Atlético de Madrid y poco menos que una mariposa si lo comparamos con el Arsenal, el Manchester United y los clubes que podrían ser referencias para muchas cosas. No para el tema del entrenador.

Sin embargo, Unai ha sido un gran negocio para el Valencia CF. Uno de los productos más rentables que se recuerda. Llegó en un periodo convulso, probablemente en una de las crisis más galopantes de la larga historia del club, de sus recién cumplidos 93 años. Habrá que recordar que Unai heredó un vestuario lleno de veneno, putrefacto y hastiado. Una plantilla con grandes jugadores que habían estado a punto de descender el mismo año que lograron su último título. Al grito de “Quique, vete ya”, Mestalla se auto inmoló en 2008. Con un proyecto que venía de tocar su cima europea después de las finales de Cúper y los títulos de Benítez en Copa de la UEFA y Liga, y de la devastación sufrida con la marcha de Rafa que llegó a lugares insospechados. La caída no parecía tener freno y Quique puso orden. Con un gran proyecto, el último gran proyecto del Valencia, Quique consiguió un equipo competitivo que se metió en cuartos de final de la Champions tumbando al Inter de Milán. La competitividad estuvo reñida con la grada por el carácter, la personalidad del entrenador y el poco “feeling” con su equipo. Pero su marcha, sainete tragicómico montado tras la derrota en Sevilla, con nocturnidad y alevosía, con su despido a altas horas de la mañana, impulsó el último paso de la huída hacia delante del ciclo Juan Soler.

Quique Sánchez Flores en Valencia

La llegada de Koeman impulsó un momento de histeria de infausto recuerdo. Ronald cortó las alas de algunos jugadores que mandaban más en la entidad desde su taquilla del vestuario que todos los altos cargos del club, y por supuesto, mucho más que el entrenador.

En un ejercicio vergonzoso, el Valencia consiguió la salvación que se celebró como un acto heroico, mucho más que la consecución del título de Campeón de Copa. Muchos quisieron salir a celebrar la consecución de ese título, (no se gana todos los años, decían), mientras otros, rezaban de vuelta de Madrid para mantenernos y sólo se nos ocurría una utilidad para la Copa, taparnos la cara de la vergüenza. Escondernos tras ella. Siempre ha habido puntos de vista.

Unai fue segundo plato porque la apuesta original fue Marcelino. Se supone que todos los que repudian al vasco, al menos, respirarán tranquilos porque no llegara el asturiano. Unai comenzó a sentir lo que era el Valencia desde el momento en que llegó. Conoció más presidentes antes de que echara a rodar el balón que en su corta trayectoria profesional en otros clubes.

Los zarandeos que sufría no sólo el club, sino la Sociedad Anónima Deportiva eran lo suficientemente fuertes como para que en vez de estrenar camiseta de Nike, el Valencia pidiera a la multinacional americana camisas de fuerza. Una locura total.

Así que Unai debutó en Súper Copa. Un título, una eliminatoria y contra el Real Madrid. Allí comenzó a cargar su cruz. No ganar un título, no sostener un resultado a favor, no ganarle un partido al Real Madrid, no saber jugar con desigualdades en el número de jugadores, ni con 10 ni con 9 ni contra 10 ni contra 9. Unai hizo un buen planteamiento, como siempre, pero a cada cambio de guión se le caían los palos de la estructura. Un desastre. La imagen fue sonrojante.

[video:http://youtu.be/JOewEuAZfEo]

Con el viento en contra, Unai se puso a trabajar para remontar el vuelo. Enderezó la nave mal que bien. Devolvió al equipo a la Champions, (objetivo mínimo ineludible para la salud económica y deportiva del club) a costa de muchos cambios en su forma de jugar. Pasó de ser exageradamente ofensivo a un híbrido que nunca se ha entendido muy bien.

En la primera temporada cayó contra el Deportivo de la Coruña en Copa del Rey en un partido muy “de los suyos”, remontando la diferencia de la ida con 0-2 y perdiendo la ventaja recuperada en 10 minutos.

Se centró en la Liga y consiguió ser sexto. Las eliminaciones contra el Dinamo de Kiev y el Depor le lastraron y perdió mucha ventaja con el Atlético de Madrid, Sevilla y Villarreal.

El Valencia, que venía de ganar la Copa del Rey y pelear por el descenso, consiguió volver a Europa. Unai no heredó el equipo en esta situación en Liga. La regularidad ha sido su principal aval.

El segundo año fue su primer examen final. Con el club ahogado en deudas y su contrato con fecha de caducidad 30 de junio, Unai comenzó ganando partidos en Liga. La Liga es el trabajo y la paga mensual. Las Copas las pagas extras. Lo que realmente da valor a un equipo y demuestra su calidad es la Liga. Si le preguntan a cualquier entrenador del mundo les hablará de ella como la máxima competición, la más importante, (aunque la Champions tenga más prestigio internacional). Mourinho lo defendió así durante muchos años en Londres y Milán hasta que consiguió ganar la “Orejona” con el Inter.

En Liga el equipo ha conseguido que hubiera comida de caliente todos los días en casa. Ha jugado dos Champions consecutivas y nadie le ha regalado esta clasificación a Unai, que la ha conseguido amplia y holgadamente, cada año con menos estrellas en su plantilla.

No contento con esto, las negociaciones para su renovación fueron durísimas. Llorente no creía en él, Braulio no creía en él y la afición no ha creído nunca en él.

Con todo esto el Valencia se sentó en una mesa a negociar y le ofrecieron, menos dinero en su contrato, menos jugadores, (le anunciaron que le iban a vender a toda la base de su proyecto), menos dinero en inversión para la contratación de futbolistas y los mismos objetivos.

Unai Emery y Manuel LlorenteEn definitiva y en números fríos algo así como: Una vez conseguido el objetivo que le hemos puesto en la empresa, hemos decidido bajarle el sueldo y quitarle medios para exigirle el mismo objetivo o superior. ¿Firma? Pues sí. Firmó. Se bajó el sueldo y volvió a cumplir el objetivo de clasificar directamente el equipo para Champions. Lo hizo sobrado. Tercero sin discusión. Y esta vez sin Silva y sin Villa. El club hizo caja, volvió a competir al máximo nivel y salvó el expediente de “Concurso de Acreedores” que Llorente ha tenido encima de su mesa los tres últimos años.

Unai ha sido un producto muy rentable para el Valencia. Sin embargo, la negociación para el cuarto proyecto aún sería más exigente. Ni corto ni perezoso, Braulio acudió a Canal 9 para hablar de “exigencia”. El Director Deportivo del club habló de “recortar las distancias con el Real Madrid y el Barcelona, tratar de ganarles algún partido y luchar por los títulos”. A cambio, barajaba la opción de Coke para el lateral derecho, (a quien no llegamos por presupuesto para poder firmar, en definitiva, a Barragán), y perfilaba la salida del club de Mata, que hoy es uno de los que pitan en el Chelsea.

El Valencia volvió a tener balance económico positivo y volvió a salvar un match point financiero. Además, volvió a competir. Perdió, pero compitió. Lo hizo en Liga, donde volvió a pegarles un repaso a todos para ser tercero con tanta o más holgura que la temporada pasada, lo hizo en Copa, donde le pegó un baño al Villarreal en tres de las cuatro partes que se jugaron en los dos partidos, pero su falta de efectividad y después, 45 minutos de vergüenza mayúscula, dieron con sus huesos en la calle y con su alma en pena.

Lo hizo en Champions, donde perdió en Alemania ante un Schalke 04 que fue peor 3 cuartas partes de eliminatoria, pero que también acabó remontando. En Valencia seguimos pensando que el Schalke 04 es peor equipo que nosotros. Pero, ¿sabemos qué presupuesto tiene el Schalke 04? Mehmet TopalEl equipo alemán tiene pagado uno de los estadios más caros y lujosos de Europa, compró al máximo goleador histórico de la competición al Real Madrid y al máximo goleador de la fase de Clasificación para la Eurocopa, máximo goleador holandés del último lustro, a Jurado al Atlético de Madrid por un dineral y ya contaban con el mejor portero alemán de la actualidad, al que vendieron por más de 40 millones de euros. Fueron semifinalistas tras golear al campeón, el Inter… a lo mejor ni son tan malos, ni la comparación nos beneficia tanto. El mismo año, el Valencia había vendido a Villa, Silva y Marchena (tres campeones del mundo), y tenía paradas las obras de su “nuevo estadio” mientras sigue jugando en un Mestalla antiquísimo y endeudado por encima de su valor. Esta es la realidad económica.

Para quien no quiera ver en la economía los paralelismos del fútbol, los resultados y las ambiciones, y quien lo compare con el Levante, diré que el Levante es la excepción, (extraordinaria), y el Valencia la norma.

Mientras el resto de clubes españoles, más concretamente Atlético de Madrid, Sevilla y Villarreal, los tres del mismo perfil que el Valencia, han destituido entrenadores, cambiado jugadores, tocado Europa de refilón y con suerte y nos han visto con catalejo en la clasificación, el Valencia ha ido saneando su economía, limpiando su vestuario, rejuveneciendo la plantilla y sacando rentabilidad a la denostada tercera plaza de Unai en Liga. Mientras Emery perdía partidos importantes, no superaba ninguna eliminatoria y dibujaba un fútbol intragable para muchos, el Valencia se ha hecho más fuerte económicamente, ha ahorrado un dineral en fichas y fichajes y ha cumplido los objetivos mínimos.

Ambición ganadora

El cuarto año ha sido insostenible. La gran crisis que vivimos hoy, antes de jugar ante el AZ Alkmaar, cuartos de final de la Europa League, (que tampoco los jugamos todos los años), el equipo llega bajo el umbral de la sospecha y con el “juicio popular” perdido. El jurado ya ha sentenciado a Unai cuando quedan dos meses para el juicio final. Y los números están así. El Valencia está en cuartos de final de la Europa League, después de haber caído eliminado en Champions contra el Chelsea y el Bayer Leverkusen. Jugó las semifinales de la Copa del Rey, después de eliminar al Sevilla. Y hoy, es tercero en Liga, todavía. Éste es el panorama de la “crisis del Valencia”. Yo que soy muy conservador y tengo muy poca “mentalidad ganadora”, considero que “crisis” así, me las den todos los años y que esto sea lo peor que me tenga que pasar.

Un entrenador que le dimos un equipo al borde del descenso nos ha hecho competitivos en Liga. Que esto no es suficiente, por mí genial. Todo lo que venga de más, encantado lo recibo. Pero tengo mis dudas. Las “herramientas” con las que va a contar el próximo entrenador serán las mismas o peores. Esta es la política de raciocinio de nuestro Valencia CF. Y los objetivos mínimos y de supervivencia, serán los mismos. Los mismos, o más. O sea, terceros en Liga, como condición sine qua non, y exigencias varias a saber: (1.- Estar más cerca de Real Madrid y FC Barcleona; 2.- Ganarles partidos a estos dos y equipos similares; 3.- Conseguir un título; y 4.- Jugar mejor al fútbol, para que el público se divierta).

Sólo puedo desearle mucha suerte al próximo entrenador del Valencia. Mucho trabajo y mucho acierto. Las condiciones ya las sabe, cobrará, como máximo, el séptimo sueldo de la Liga, (Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, Málaga y Sevilla FC pagan más a sus entrenadores) y se le va a pedir todo lo anterior en exigencia. Insisto; suerte.