Botelho está sentenciado

El club le abre expediente disciplinario

Rafa Carretero | 20 FEB. 2012 | 19:01

Vino con el crédito justo tras ser cazado en un control de alcoholemia y apenas ha tardado unas semanas en gastarlo. Pedro Botelho se escapó de la concentración del Levante en Madrid la noche del domingo al lunes tras jugar en el Santiago Bernabéu, no dio señales de vida hasta la mañana siguiente y ni siquiera regresó con el resto de la expedición a Valencia. Es la gota que colma el vaso con un jugador que difícilmente volverá a vestir la camiseta azulgrana salvo un cambio radical. Un episodio más que añadir a un historial que incluye peleas, indisciplinas, desplantes y apariciones en los entrenamientos con alguna que otra copa de más en sus anteriores equipos.

El club le pidió explicaciones el pasado martes por la noche y estudia ahora imponerle la máxima sanción posible que recoge el código interno, hasta 60.000 euros. De momento, se le ha abierto expediente disciplinario y será el Consejo quien decida, aunque lo cierto es que por ahora no hay convocado ninguna reunión oficial.

El jugador no está apartado por el deseo del grupo en lavar los platos sucios dentro del vestuario, pero la indignación tanto del cuerpo técnico como del club con él es absoluta e incluso llegó a barajarse la posibilidad de rescindirle el contrato y hablar con el Arsenal para ello. Su peregrina explicación ante Manolo Salvador y Quico Catalán es que su ausencia del hotel obedecía a un malentendido: pensaba que tenía permiso para quedarse en Madrid y acudir al dentista. Sin embargo, no ha colado.

En Orriols lo tachan de mentiroso y ya no están para pasarle ni una. Ni siquiera Juan Ignacio, quien le tendió la mano y ha visto como se la ha retorcido. El entrenador ha sido inflexible con él. Por su parte, Botelho ha presentado un justificante médico sobre su ausencia por la visita al dentista, pero lo cierto es que el cuerpo técnico le denegó el permiso expresamente, ya que el deseo de JIM era que aprovechase los entrenamientos para ponerse en forma. El panorama pinta feo.