El día en el que al Valencia le deben salir bien las cosas

El Valencia, y su afición, se merecen un partido en el que las cosas salgan bien. Todas. Ese típico partido que se suele dar al cabo de un año en el que todo sale a pedir de boca, rodado, y en el que ganas casi sin darte cuenta, por pura inercia. Lo hemos visto muchas veces, incluso este año recuerdo el día del Getafe, que entraba todo, hasta cuando iba fuera.

Algo así es lo que pido para un día como hoy, que el fútbol nos dé un poco de tregua, nos haga un guiño de esos que a veces sabe dar, y que nos permita vivir una tarde lo más tranquila posible, uno de los días en los que más necesidad tenemos de todo el año.

No sé si dan las circunstancia o se dejan de dar, porque esto depende de un balón redondo que se mueve y que no habla, pero que este Valencia de Baraja lleva tiempo haciendo méritos para sufrir un poco menos y respirar un poco mejor, es tan evidente como que hicimos unos meses de enero y febrero en los que el descenso era poco menos que irremediable.

Estamos tirando de chavales con valentía, los veteranos que juegan lo están dando todo, el público no se puede portar mejor en casa y fuera… y sólo falta eso, que terminemos de ganar los puntos que nos hacen falta, que acabe la pesadilla, y que empecemos a expiar nuestras culpas en otros foros, que cuando acabe esto vendrá la segunda parte, mucho más dura y en la que vamos a tener poca o ninguna influencia, pero en la que se decide el futuro del Valencia, que son palabras mayores.

Tener un día en el que las cosas, todas, salgan bien desde el primer minutos hasta el último. Igual es pedir demasiado, pero creo que la cota de sufrimiento extremo ya la tenemos bien cubierta esta temporada…