Si refundar el Valencia es una opción, yo me bajo

“Refundamos el Valencia y nos olvidamos de Peter Lim”. Leo esto cada vez con más frecuencia, y de algunas personas a las que tengo respeto y consideración, y me da mucho miedo, y mucha pena. Si el objetivo es este, si la alternativa es esta (porque veo que la de buscar un inversor que compre se empieza a descartar, y me pregunto la razón porque me parece muy extraño y sospechoso), no hace falta que este señor, el máximo accionista, nos pegue el tiro de gracia, lo podemos arrancar ahora mismo. Montemos un club, con un nombre que se parezca, unos colores que se parezcan y un campo para jugar (algo nada fácil en Valencia capital, puedo dar fe de ello).

Y ese camino que llevamos adelantado, ¿o no? Si me preguntan a mí, la respuesta es “pues no”. Porque si hacemos eso, estaremos entrenando el trabajo de miles de personas durante más de 100 años, todos los esfuerzos y todos los sacrificios, y de alguna manera, el legado de nuestros padres y nuestros abuelos. No, esto no es una consola, que si no te gusta la partida, le das otra vez a empezar.

Aquí hay que luchar, sufrir y llorar, porque nadie nos va a regalar algo que nosotros dejamos ir a manos ajenas por cuatro perras. No diré ninguna barbaridad sobre los que puedan pensar en una refundación, porque algunos, repito, son conocidos o hasta amigos, pero no puedo estar más en desacuerdo con esa forma de resolver la ecuación que tenemos delante en este momento. Eso es rendirse, tirar la toalla, dejarlo todo y empezar otra cosa distinta, que no será el Valencia aunque lo queramos vestir de esa forma. Y encima nos dividirá aún más a todos, algo que empiezo a creer que le importa cada vez menos a todo el mundo.