Cuentas pendientes en el entorno del Valencia

 Lo que he leído y oído estos días en el entorno del Valencia es para analizar con calma. Como cada cosa que pasa en los últimos tiempos, en lugar de analizar lo que ocurre en torno a nuestro club, nos lanzamos a una carrera de ajustes de cuentes como si esto fuera Chicago en los años 30, porque nos falta el coche de gánsteres y ametralladoras de la época. Muy triste a la par que previsible, aunque desde luego, para nada y en absoluto permisible.

No debería serlo. Es ese ambiente irrespirable en el que el bien del Valencia es algo que no existe, que no tiene sentido, y en el que de hecho, que se pudieran solucionar los problemas del club, me atrevo a decir que vendría hasta mal, porque entones ya no habría foco mediático, ya no habría razón de ser. ¿Hay alguien que se alegre de cómo está el club en este momento? ¿Alguien le pone pegas al cerco social a Meriton?

¿Alguien se opone que se aplique la ley, siempre, en cuestiones relacionadas con la entidad de Mestalla? La respuesta es que no, o al menos eso pensamos los que igual vivimos en un mundo paralelo, porque viendo a mucha gente, demasiada gente, te tienen que asaltar las dudas razonables.

Este guerra no es buena, nada buena, y las heridas abiertas en el proceso de venta, en algunos casos generados por personajes que ahora se arrogan el ser los palleters del valencianismo, no es que no hayan cicatrizado, es que están más abiertas que nunca, sangran, y visto lo visto y las ganas de jaleo que se perciben, van a tardar mucho más en sanar, en el caso de que eso llegara a pasar en algún momento, algo más que dudoso.