Por más que alguno se enfade, el Nuevo Mestalla va a toda velocidad

Que el Valencia tenga listo el Nuevo Mestalla está cada día más cerca, y eso a pesar de las mil pegas que se le pone a todo, de un entorno empeñado en que eso es malo para el club y bueno para el máximo accionista (como si se lo fuera a llevar a Singapur el día de mañana) y de declaraciones de distintos puntos que son más cargas de profundidad que otra cosa.

Hace muchos meses que vengo diciendo que esto es una partida de póker en la que cada uno juega sus cartas, y que sólo puede tener un fin: terminar el campo. Las reglas del juego han ido cambiando con el tiempo, porque el factor Mundial 2030 no estaba en la ecuación antes, pero ahora es algo diferencial. No tanto para el Valencia como para la ciudad, pero todo ayuda.

Y que se tenga el dinero para acabarlo, mucho más. Asistimos a un proceso de fondo y forma, donde todos saben lo que tienen que hacer, pero además saben que deben hacerlo con un perfil bajo, según los intereses de cada uno.

Desde fuera es casi hasta divertido asistir como espectador al sainete, que más parece eso que otra cosa muchas veces, pero teniendo claro que los pasos se dan, que son firmes, que no hay vueltas atrás, y que falta muy poco para que todo coja velocidad de crucera. Esa a la que nadie podrá ponerle freno aunque lo intente.