El Valencia debe encomendarse al escudo y a la practicidad

El miedo ha sido uno de los peores enemigos del Valencia durante la temporada, demasiados partidos en los que el equipo se vino al suelo al primer golpe y mucha falta de fútbol en algunos partidos. Baraja y los suyos deben olvidarse de lo ocurrido anteriormente y el parón ha servido para recargar pilas y afianzar aquello que el Valencia sí ha hecho bien en los últimos tiempos. Se juega un campeonato de cinco partidos en el que ojalá el equipo haga los deberes cuanto antes y se pueda firmar la permanencia antes de la última jornada.

Pensar en un Betis-Valencia sin tener asegurada la presencia en primera división hace que entren los escalofríos, en ese caso una plantilla tan joven podría perder el poco aplomo que tiene y hay que evitarlo a toda costa. Previsiblemete Baraja va a volver a optar por llenar de moral a sus jugadores, pero con eso no basta. Contundencia en las áreas, con definición arriba y mucho oficio si el marcador es favorable. Si al menos se puntúa sería dar un paso más, un pequeño paso eso sí.

El Valencia necesita jugar con cabeza y pensando que los partidos duran 90 minutos, los veteranos deben dar un paso al frente y sería decisivo que Samuel Lino continuara con su acierto de cara a portería. Es tiempo de sufrir y mañana se presenta otra dura batalla para el valencianismo.