Diario de una final de Copa del Rey del Valencia, II

Faltan dos días, ya no se puede ni se debe pensar en otra cosa, y la ilusión debe ser la nota dominante en todos nosotros

Toni Hernández | 21 ABR. 2022 | 00:01
Copa del Rey

Dentro de algo más de 48 horas, el Valencia jugará una nueva final de la Copa del Rey. Es el día más complicado, sin lugar a ninguna duda. Hay que hacer maletas, diseñar la ruta (los que vamos a ir en coche) y tener claro cuándo vas a llegar y lo que vas a hacer. Estoy a la disposición de mi hija, va a mandar ella, y haremos lo que más le apetezca, porque es su final, la que seguramente recordará con más cariño el resto de su vida, y por eso tiene que ser algo perfecto, al menos hasta que empiece el partido, que ahí es donde no puede controlar nada de lo que pase.

Han sido días previos muy densos, muy trabados, muy poco de final, y sólo espero que no terminemos pagando eso después de todo, porque es algo que no me entra en la cabeza. Es la sexta final de la Copa del Rey desde 1972 (50 años), y parece como si fuera algo que pasara cada día. Y no, desde luego que no. Ojalá, pero ni muchísimo menos podemos decir que sea algo habitual. Llevamos 23 años en los que hemos estado en muchas, pero eso no quiere decir nada. Y siempre debemos echar un ojo a la historia, esa a la que sólo le hacen miradas selectivas en demasiadas ocasiones. Tengo una extraña sensación, que he compartido con varios amigos, y que ahora también la verbalizo de forma pública. Cuando salí de San Siro, en la final de 2001 de la Champions League, bajaba aquellas rampas de caracol pensando en que no tenía nada claro cuándo volveríamos a jugar un partido como ese. Han sido 21 años, y desde luego, en el corto plazo no tiene pinta que vayamos a ir otra vez.

De alguna manera, esta final de Copa del Rey, si el Valencia no cambia por completo, con Meriton o sin ellos, está claro que lo normal no será jugar finales, y eso es algo que mi cabeza trata de asumir, y que intenta racionalizar con la irracionalidad del fútbol, es decir, ese deporte en el que todo puede pasar. A todo eso le llevo pegando vueltas, eso me carcome hoy la menta, y por eso tengo tan claro que es una final tan importante para los niños. Supongo que hoy es el último momento para no pensar nada más que en ganar, pero es que el valencianismo es muchas más cosas que simplemente un partido, por muy grande que sea.