Diario de una final de Copa del Rey del Valencia, I

Vamos a intentar reflejar todas las sensaciones que se van a vivir desde ahora y hasta el sábado... y que ojalá sean mejores el domingo

Toni Hernández | 20 ABR. 2022 | 00:01
Final Copa del Rey

Diario de una final de la Copa del Rey como aficionado del Valencia, primera parte. Ya no hay más partidos antes del gran día, se pasó lo de Villarreal, que algún día alguien nos tendrá que explicar con calma, y ya todos estamos pensando en el sábado. Va a ser mi 12º final contando las Supercopas de España y de Europa, y creo que es la primera vez que no tengo nervios. Al menos a miércoles, que todavía son muchos días para el partido. Hay que elegir la vestimenta para Sevilla, porque eso no es cualquier cosa, e incluso ha habido debate en casa sobre este asunto. No nos termina el blanco, porque ellos irán de verde, y al final el campo será su color. El naranja o la senyera son los que más nos llaman, aunque eso puede suponer que en la grada cada uno vaya de una manera, que aunque tampoco es un pecado, está claro que le da más colorido si vamos todos a una.

Y luego está la peque, que se muestra inflexible que con que ella quiere llevar la camiseta que le regaló su amigo Jaume, y aunque sea la rosa de portero, ella tiene claro que es la que quiere. Y si es así, no seré yo quien la convenza de lo contrario. Todo está listo en cuando a la ruta y el viaje que vamos a hacer junto a buenos amigos. Con varios de ellos lo tenemos pendiente desde 2019, y aunque será muy distinto porque vamos con las familias enteras, la ilusión es la misma. En mi cabeza empiezan a pulular recuerdos pasados, de Sevilla, de La Cartuja. Soy tan marciano que tengo claro que iré con un pantalón azul marino y una camisa blanca, como aquel día en 1999, pero con una camiseta de equipo, que aún tengo que determinar cuál será.

Se empiezan a agolpar los recuerdos más que los nervios, que repito, no tengo ninguno a día de hoy, y se acerca el momento en el que crucemos el vomitorio y accedamos a la grada para ver el campo lleno de esa luz y ese color que sólo tienen las finales de la Copa del Rey. Tengo más ganas que nunca de una final, porque esta vez no la tengo que trabajar, sólo que disfrutar, y no veo el momento de pasear por las calles de Sevilla viendo valencianistas por todas partes, que eso es algo que no tiene precio. El verlo y el disfrutarlo. Faltan 4 días, pero ya se va notando todo lo bueno que viene, que va a ser bueno, seguro.