No me pienso poner de lado: a Sevilla con bufandas, gorras y camisetas del Valencia, nada más

Cada uno tendrá su opinión, y esta es la mía, que no es mejor que la de nadie, sino simplemente la de un valencianista más

Toni Hernández | 18 ABR. 2022 | 00:02
Lim go home

No entendería que a la final de la Copa del Rey entre el Betis y el Valencia, nosotros, los valencianistas, lleváramos otra cosa que no fueran bufandasgorras o camisetas del Valencianada más. No me pienso poner de lado en este tema, porque hace falta decir lo que uno piensa, especialmente sin faltar al respeto a los demás, y en este punto tengo las ideas más claras que nunca. No voy a escurrir el bulto y a ser mucho más directo. Que hubiera pancartas contra la propiedad, en una final, tendría tan poco sentido como el hecho de que Peter Lim no vaya a acudir al partido.

Si queremos hacer una gran protesta, tenemos el sábado en Mestalla contra Osasuna, donde podemos sacar papales hasta llenar el campo con ellos, pero en Sevilla, el 23 de abril, no sería lógico, porque allí vamos a otra cosa distinta, no es un día más en la oficina, es una ocasión especial que no tenemos la suerte de poder disfrutar siempre que queremos. ¿Llevar un cartel de Lim go home te hace más valencianista? ¿Te hace menos el no llevarlo? La respuesta a estas dos cuestiones es muy sencilla: no. Pero hay que entender las circunstancias y los contextos, y sobre todo, saber analizar los momentos.

Tenemos un partido muy complicado, y ya no es que no seamos favoritos, que no lo somos, sino que para ganar tendremos que hacer todo bien, no cometer errores, y estar todos metidos desde antes de empezar hasta bastante después de terminar. Y todos significa todos, que la grada siempre tiene un papel determinante en este tipo de contextos, y negarlo significa conocer muy poco el mundo del fútbol. En La Cartuja no toca, eso lo sabemos todos, y aunque respetaré lo que haga cada uno, no se me pasa por la cabeza hacer nada que no sea para apoyar de forma rotunda y decidida al Valencia por encima de todo. Cada grito de aliento cuenta, y mucho. Y si miramos en nuestro corazón valencianista, lo tendremos muy claro.