La reconstrucción más problemática del Valencia

Opinión/ El club necesita un lavado de cara de arriba a abajo, pero la situación difiere bastante de la vivida en el año 2017

Jose Hernández | 22 JUL. 2020 | 08:00
Anil Murthy

La temporada finalizó y el Valencia todavía no ha anunciado al nuevo entrenador, es un verano diferente pero en este aspecto se puede considerar que la demora ya se ha alargado demasiado. Y es que antes del regreso de la competición ya existían muchas dudas con Celades; bastaron solo cinco partidos para que el catalán fuera despedido. Si tomamos en cuenta estos antecedentes, en el club ya deberían haber tenido una idea clara de lo que se buscaba y por supuesto, se podría haber trabajado con mayor celeridad. Pero lo sorprendente es que si nos ceñimos a las filtraciones y los rumores relacionados con posibles técnicos, la realidad indica que no existe una hoja de ruta definida.

Han sonados perfiles de entrenador muy distintos: desde nombres con recorrido en primera división como Bordalás o Gracia hasta un entrenador que generaría cierto consenso pero con un historial muy pobre en los banquillos, Baraja. Por supuesto otros técnicos que se sitúan en la órbita de Meriton y que siempre suponen una alternativa para el club. ¿Pero qué es lo que se busca?, parece que lanzar un disparo al aire e intentar acertar con la tecla correcta, al menos eso podemos deducir observando los últimos acontecimientos. Poco se parece la situación a la de 2017, cuando había dos corrientes claras y definidas: Quique Setién y la opción preferida por Mateu Alemany que finalmente se terminó imponiendo, contratar a Marcelino García Toral.

Y si hablamos de comparaciones es precisamente la ausencia del balear (o un hombre de perfil similar y experiencia contrastada en la élite del fútbol) el hecho que coloca a la actual reconstrucción en un punto muy distanciado de la de 2017. Es cierto que la plantilla actual tiene mayor nivel que la heredada por Alemany a su llegada, pero también es verdad que el ambiente dentro del club es mucho más revuelto y los jugadores han terminado desconectando en el final de campaña (la actitud de algunos dentro y fuera del campo no parece la más responsable en estos días). La limpieza es más que necesaria y el Valencia debe dar salida a nombres muy importantes dentro de un difícil contexto económico en el mundo del fútbol (otra diferencia importante con 2017).

Con Anil Murthy como jefe de operaciones en la estructura actual, y un propietario que aprovechará el descalabro deportivo de este año para minimizar pérdidas, hay que ser verdaderamente optimista para pensar que el Valencia va a ser capaz de recomponerse de verdad y mantener implicados con el proyecto a todos los jugadores. Por si fuera poco, nada se sabe del Nuevo Mestalla, otro asunto en el que Mateu Alemany estaba comprometido y que en los últimos meses ha pasado a ser Top Secret, con avisos del ayuntamiento incluidos. El mes de julio se termina y se abre un período cargado de incógnitas en el que nadie sabe el rumbo que tomará la entidad, lamentablemente esa ha sido la constante desde que Peter Lim aterrizó en Mestalla. Por el bien del Valencia CF y tranquilidad de la afición, ojalá esta vez se acierte en las decisiones importantes.