La Champions League no admite errores ni visiones extrañas de partidos "buenos" que son muy malos

Al equipo le toca ponerse el mono de trabajo y dejar tanta mística del merecimiento para pasar ya, de una vez, a conseguir los resultados que tocan

Redactor Jefe | 23 OCT. 2018 | 07:00
El Valencia jugando

La Champions League no admite errores, no consiente faltas de concentración, y mucho menos discursos buenistas del palo “hemos hecho un gran partido” cuando empatas en tu casa ante uno de los últimos clasificados, y casi sin chutar a portería. En la mejor competición de clubes del mundo no hay cabida para nada de todo esto, porque si vas con ese perfil, estás muerto en la orilla. Ya pasó en la última fase de grupos que jugó el Valencia hace dos años, cuando con rivales inferiores para meterte entre los dos primeros fuiste incapaz. Aquello fue el principio del fin de muchas cosas, y el comienzo real de otras, pero sobre todo, una lección que no se debe olvidar nunca, y que parecía que estaba clara después de todo lo que ocurrió de bueno el curso pasado.

En la Liga está dando para al menos no hacer el ridículo del todo, porque 10 punto de 27 y una sola victoria en 9 jornadas lo empieza a rozar (con 5 empates en 5 choques en Mestalla), pero en la Champions no, que esto es otra cosa, y todo el mundo tendría que tenerlo muy claro, como el agua cristalina. ¿Que es el rival más flojo del grupo? Eso habrá que demostrarlo en este doble enfrentamiento, porque las palabras se las lleva el tiempo cuando no ganas partidos, cuando no haces méritos para ganarlos. Avisados estamos de dónde nos encontramos, y lo que se tiene que hacer está muy claro. Ahora “sólo” falta hacerlo.