Los bandos en el Valencia rajándose como animales, con Peter Lim de excusa y Salvo responsable

Esta situación es más vieja que andar, y se basa en una guerra entre los que apoyaron a Salvo para atraer a Lim, y los que no, es decir, un ajuste de cuentas 

Toni Hernández | 05 FEB. 2016 | 11:13

En el Valencia, desde que tengo uso de razón, hay bandos, para todo, elegir entrenador, elegir capitán, elegir el color de los pantalones, elegir el nuevo o el viejo Mestalla, y por supuesto, estar a favor o en contra del presidente, en este caso dueño, siempre en función de si lo apoyé o no lo apoyé, y especialmente, de si me da o no me da, y desde luego, si les da a los demás, lo que le hace ser enemigo por esencia sin haber movido un dedo.

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La llegada de Peter Lim al Valencia estuvo precedida de un proceso de venta bochornoso, vergonzante, y que llegó en ocasiones a ser barriobajero y hasta con ciertos tintes de gansterismo, con amenazas y modos más propios del Chicago de los años 30 que de la Valencia del Siglo XXI. Estaba muy claro que todo aquello traería consecuencias, porque ningún bando, ni vencedores ni vencidos, tendió la mano o dio su brazo a torcer. ¿De verdad se pensaba que todo el mundo estaría callado y no ajustarían cuentas cuando el balón no entrara? ¿Alguien es tan sumamente cándido? Enternecedor, pero absurdo.

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El curso pasado, el balón tuvo a todo el mundo callado. Porque entraba, porque se hizo cuarto, porque Mestalla se llenaba, porque el equipo en casa era una pasada y ganaba y goleaba incluso en algunas ocasiones. El partido de Almería fue el éxtasis, pero el caso Otamendi ya empezaba a enredar, ya coleaba, y eso envenenó una relación contra natura. El dueño pone a su gente, en todas partes, y Amadeo Salvo y Rufete podían haber traído a Lim, pero no eran de Lim. En aquel tiempo, servidor y algunos más, no los más listos, si quizá de los más lógicos, dijimos que esa convivencia tenía fecha de caducidad, y aunque llegó demasiado pronto y forma abrupta, llegó.

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Los salvistas pusieron en duda a Lim, pero claro, había que guardar los cañones porque el balón podía entrar. Y los antisalvistas, con su enemigo caído, tampoco podían celebrar la victoria porque Lim era el legado de Amadeo, la prueba de su triunfo. Y también cabía la posibilidad de que entrar el balón, con lo que silencio y verlas venir era la estrategia más oportuna. Pero la guerra, otra más, estaba servida. Bandos esperando sangre, deseando tener razón, o que el contrario no la tuviera. Eso si, en verano todos callados y dando palmas, que el viento del público soplaba a favor y contra eso no hay que ir jamás.

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Pero Nuno era torpe, aunque amigo del jefe. Tomó decisiones torpes, y se está pagando caro. Ha hecho mejor de lo que era a Rufete, que tenía lo suyo también, y por ende, al ser Lim quien dio poderes a Nuno, ha colocado a este en una posición más que delicada, y q quien lo trajo, Salvo, le ha hecho pasar de héroe a traidor. Y los bandos ahora si han tomado posiciones y han sacado las armas, porque ahora lo importante es repartir carnets de valencianismo, tener razón y pelar como una gallina al contrario, que eso mola mucho.

Lo duro de todo esto es que el Valencia estaba KO en el tema económico hace 2 años y medio, KO total, en ruina, al borde del concurso, y sin futuro. Alguien tenía que dárselo y fue Peter Lim por aclamación popular, por cierto. Pero las guerras, los bandos, eso es más importante, el “yo” va por delante del “nosotros”. Odio a ese tipo de gente, la odio, y en Valencia hay muchos. Neville no es apto, los jugadores van a su bola, pero en Sevilla nos jugamos las pelotas, y aquí todo el mundo está a leche limpia. Hasta las narices de los puñeteros bandos.