Juan Ignacio quiere a Botelho para la próxima temporada

El Consejo tiene más dudas sobre si darle un indulto completo

Rafa Carretero | 17 ABR. 2012 | 15:47

Estuvieron a punto de echarlo, pero el fútbol da tantas vueltas que ahora el Levante no descarta la continuidad de Botelho. El futuro del brasileño está muy ligado a Juan Ignacio Martínez, que lo quiere a su lado la próxima temporada y que ya le perdonó su indisciplina hace semanas. El propio jugador reconoce que irá de la mano de un técnico que para lo bueno y lo malo lo trata como a un hijo: "Si tuviera que volver, lo haría encantado". Manolo Salvador y el Consejo aún no se han pronunciado sobre un tema espinoso que, sin duda, va a traer cola.

Con el Arsenal le queda otra temporada de contrato, aunque está claro que los gunners no cuentan con él. Sin embargo, la cuestión a salvar es doble. Por un lado, la continuidad del técnico de Rabasa ofrece dudas, ya que puede manejar otras ofertas y le falta sintonía con Quico Catalán para cumplir la campaña adicional que el club le ha estirado unilateralmente con la permanencia. Por el otro, está por ver si Arsène Wenger y Richard Läw acceden a cederlo otra vez sabedores de que en un año quedaría libre.

La lógica impondría sacarle algo de traspaso y que su club de destino se lo llevase en propiedad. Actualmente el Levante le paga unos 30.000 euros —de los que hay que descontar los 15.000 de la multa por su fuga en Madrid— y el resto de la ficha los ingleses. JIM considera que se trata de un futbolista por el que el equipo que apueste por él obtendrá pingües beneficios en un futuro traspaso. "En el mercado puede llegar a costar 7 u 8 millones de euros", dice su entorno. "Es un jugador polémico, pero de mucho nivel si quiere competir".

Hoy por hoy queda atrás su polémico arranque en Orriols, cuando primero lo salvaron sus compañeros y después sudó la gota gorda para obtener el indulto del cuerpo técnico. El pasado sábado incluso consiguió lo más complicado al ser perdonado por buena parte de la afición, que le despidió con una ovación cuando fue sustituido ante el Barça. Y eso que cometió el penalti de la derrota en una acción infantil en la que levantó las manos para desplazar a Cuenca en el área.

El tiempo que se pasó entrenando en doble sesión y sin entrar en las convocatorias le sirvió para coger fondo y superar unos problemas de espalda que lo estaban menguando. Psicológicamente, también recibió medicación. El técnico, delante del resto de compañeros, llegó a decir que ya no esperaba más de él. Terapia de choque que ha dado resultados.

"Después de todo lo que pasó, hablé con los compañeros, el míster y el presidente y les dije que iba a dar la cara, el máximo. Y creo que me estoy ganando la confianza de todos ellos con mi trabajo", explica Botelho, que admite que en el vestuario lo tratan como "un hijo pequeño". Purgado su pecado, hasta Juan Ignacio ha reconocido que "lo volvería a fichar". A ver si le dejan.