Serrano no convence a nadie

El fichaje del catalán va camino de ser un fracaso

Rafa Carretero | 13 MAR. 2012 | 10:02

Botelho se ha llevado todos los golpes y además con razón. Pero no es el único dolor de cabeza procedente del mercado de enero para el Levante. Hay otro con nombres y apellidos: Óscar Serrano. Y es que no es que el exjugador del Racing haya dado motivos extradeportivos para crucificarlo, pero salta a la vista que está entrando en las alineaciones con calzador. Es más, todo apunta a que, pese a su escaso protagonismo, va a desaparecer de ellas. Sobre todo a raíz de que su titularidad en Málaga, paradójicamente, pueda volverse contra él.

Serrano no está y de momento tampoco se le espera. Pese a las oportunidades, no termina de cogerse. En La Rosaleda demostró que le falta mucho para ser titular, pese a que la modificación táctica por las ausencias de Iborra y Xavi Torres le abrió las puertas del once. Desde la banda los aspavientos de Juan Ignacio fueron continuos. No en vano, la disconformidad del técnico derivó en que fuera sustituido a los pocos minutos de la segunda parte.

En el tiempo en el que estuvo sobre el campo, Serrano fue un alma en pena. No aportó nada en ataque y tampoco en defensa sacó de apuros a Del Horno. Fueron varias las veces en las que llegó tarde al corte y terminó haciendo falta. La culpa, una combinación entre falta de atención y poca batería física.

Lo preocupante es que no fue el primer partido en el que estuvo flojo. Más allá de su asistencia de gol a Koné en el Bernabéu y de alguna acción puntual en la que demostró su indudable calidad individual, el jugador catalán ha sido protagonista de acciones reprochables. Sin ir más lejos, fue expulsado innecesariamente el día de su debut contra el Valencia y ante el Espanyol, entre los pitos de su antigua afición, cometió una falta impropia que originó el gol de Uche.

Serrano fue una apuesta de Manolo Salvador. Mientras que Juan Ignacio, que apadrinó a Botelho, siempre había apuntado a otro tipo de jugador, el director deportivo se mojó por un futbolista contrastado en Primera pero que venía de una larga inactividad. Un rifirrafe con Héctor Cúper le costó el ostracismo y a partir de ahí ya no levantó cabeza.

Físicamente lo cierto es que existían dudas sobre su fichaje. No fue casualidad que antes de rescindir con el Racing viajara a Valencia para pasar una revisión médica en secreto. Era la única manera de desatascar un fichaje que dependía del OK médico. Y es que, cuando el club solicitó referencias obtuvo respuestas para todos los gustos. Hubo incluso quien desaconsejó su contratación porque "estaba tieso".

Al final, Serrano renunció al segundo contrato más alto del Racing, sólo por detrás de Munitis con 1,2 millones de euros anuales. Culminaba así una operación ideada por uno de los agentes de cabecera de Salvador, José Rodri, el mismo que el pasado enero traspasó a Nano a China y sacó a Aranda de Orriols. Tenía buena pinta, pero de momento mucho ruido y pocas nueces.