Un Valencia sin miedo, sin pedir permiso, y por supuesto, sin pedir perdón por tener hambre. Hacía tiempo que no sentía esto antes de una gran cita del equipo. El orgullo de ser de este equipo, el emocionarse viendo a esta gente. Sonreír pensando en el próximo partido. Necesito que vayamos a por ellos, que nos dejemos el alma en este encuentro, que el fútbol nos dé un poco de tregua y nos conceda el poder sacar algo bueno de un lugar donde normalmente pierdes...